Amaury Vergara y Ricardo Peláez montaron un circo y les crecieron los enanos. El chiste de las constantes indisciplinas de los jugadores del equipo Guadalajara (que está convertido en un auténtico antro de mala muerte) le ha costado al novicio directivo muchos millones de dólares, mientras que el fiscal de hierro, el intratable e incorruptible Peláez, ha visto minada de forma dramática su autoridad.
Víctor Manuel Vucetich, hombre de buen corazón y sangre de atole, poco ha podido hacer contra las constantes indisciplinas de sus dirigidos. El Vuche es un tipazo que sabe muchísimo de futbol, pero de disciplina sabe muy poquitito. Entendemos que los jefes de los futbolistas, los dueños de sus derechos y quienes los dirigen, no son niñeras, pero bien podrían fungir como pastores de un rebaño que se ha descarriado de muy fea forma.
A los jugadores del Guadalajara les importa un rábano arrastrar el prestigio de una de las instituciones más importantes en la historia del futbol mexicano. En los tiempos que corren, tristemente, al jugador de futbol le interesan más las fiestas, las mujeres, los coches y cualquier distractor, que enaltecer su privilegiada profesión. Es algo real, palpable.
Los casos más evidentes son los de los “jugadores” Dieter Villalpando (acusado de agresión sexual), Javier Chofis López, José Juan Gallito Vázquez y Alexis Peña. Son los nuevos, digamos, porque antes habían incurrido en faltas al reglamento interno Uriel Antuna, Alexis Vega, José Juan Macías y Cristian Calderón.
¿Qué tiene de especial La Perla de Occidente que invita a la juerga y el desenfreno? No son los primeros casos ni los últimos que habrán de reportarse de jugadores sorprendidos dándole vuelo a la pachanga sin pudor ni recato alguno. Ya no les importa (ni se han de acordar siquiera) que estemos viviendo en una época en la que cualquier individuo con un teléfono celular se convierte en “reportero” de ocasión. ¿Es tan difícil hacerle entender al jugador de futbol que su profesión demanda el 100 % de sus facultades?
Es absolutamente comprensible que en sus días libres se diviertan, salgan a comer o cenar e incluso se tomen un par de cervezas. ¡No pasa nada! El problema es esta absurda proclividad por hacerse notar, como si fuera menester que el público constantemente requiriera enterarse de sus escándalos. Habrá quienes se inicien en esta actividad, pero hay los que parece que la practican como si de un deporte se tratara.
Con cierto talento, pero siempre pasado de peso y constantemente señalado por su falta de profesionalismo y entrega, apareció en Verde Valle el cachetón Javier López, grotescamente apodado La Chofis. Si bien el tipo tiene calidad y sabe mucho con la pelota, su talento sobre la grama es directamente proporcional a su capacidad para hacer estupideces fuera de ella. Pareciera un niño mimado y bobo que tiene que estar constantemente vigilado por un adulto responsable (de los que aparentemente no hay muchos en el Rebaño).
Todo parece indicar que el Guadalajara rescindirá el contrato de los futbolistas mencionados líneas arriba. La pregunta es: ¿por qué tardó tanto la directiva tapatía en tomar medidas ejemplares? Está clarísimo, y más en un equipo como el Guadalajara, que nadie es imprescindible y sí todos sustituibles.
Las Chivas marchan en la octava posición de la tabla general, con muy buenas opciones de acceder al repechaje. Cierran el torneo el sábado en casa cuando reciban al Monterrey, que se ubica en la quinta posición e intentará evitarse la monserga de la repesca. El panorama, entonces, para el equipo más popular del país, es sumamente incierto, pues aún accediendo a la instancia final, tendría forzosamente que encontrarse con León o América, equipos que lo aventajan por mucho en todos los rubros disponibles.
Por JORGE MURRIETA.
@JORATLA