DESDE AFUERA

Trump y su Estado profundo

El Presidente vio una conspiración en la resistencia que encontró a sus decisiones de gobierno

OPINIÓN

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José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de México: Especial Créditos: FOTO: Especial

En los primeros meses de su gobierno el presidente Donald Trump se quejó de que su gestión y sus determinaciones eran cuestionadas, obstaculizadas y saboteadas incluso como resultado de  las acciones del "Estado profundo", una entidad compuesta por una burocracia sin rostro que se considera guardiana del interés nacional.

Cierto que el "estado profundo" tiene mucho que ver con teorías conspirativas de gobiernos en la sombra.

Según una definición, "es un tipo de gobierno formado por redes de poder potencialmente secretas y no autorizadas que operan independientemente del liderazgo político de un Estado en la búsqueda de su propia agenda y objetivos". Su ejemplo clásico sería la Turquía posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando una supuesta red secreta de oficiales militares y sus aliados civiles intentaba preservar el orden secular basado en las ideas de Mustafá Kemal Ataturk de 1923. 

Trump vio una conspiración en la resistencia que encontró a sus decisiones de gobierno, sobre todo, en temas de inteligencia y seguridad nacional o al uso de la Policía y las disposiciones legales.

Pero ahora las cosas han cambiado. Tanto que parece decidido a crear su propio "Estado profundo", en base a nombramientos de elementos de última hora, leales a él.

Las elecciones ocurrieron hace 13 días, el demócrata Joe Biden fue extraoficialmente anunciado como Presidente electo el sábado siete y su victoria fue confirmada por los anuncios sobre conteos totales en los estados de Pensilvania y Michigan, pero en especial respecto a los competidos estados de Arizona, Georgia, Minesota y Wisconsin  el pasado viernes.

Pero desde entonces han salido a la luz varios despidos, en especial  del secretario de Defensa, Mark Esper, realizados al parecer por insuficiente "trumpismo", dado que el mandatario todavía no acepta la derrota –excepto en términos de que hubo trampa–.

La preocupación, para muchos, es que sea una forma de crear problemas al próximo gobierno, o tal vez en preparación de medidas que podrían dejar al país en situaciones comprometidas. Lo cierto es que hay despidos y contrataciones: por una puerta sale un científico en temas atmosféricos y del clima y por otra llega un activista escéptico que cree que el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera es bueno para las plantas y el calentamiento global no existe. Y a diferentes niveles resulta lo mismo en el resto del gobierno Trump.

Cada vez más, afirma The Washington Post, el proceso de erradicar desleales recae en un joven funcionario, Johnny McEntee, que a sus 30 años es el director de personal de la Presidencia y descrito como absolutamente leal a Trump.

McEntee no sólo despide personal, sino que hace contrataciones y coloca funcionarios activistas en puestos de los que no pueden ser removidos y en los que pueden entorpecer al futuro gobierno o en todo caso servir como parte de una red de informantes de Trump.

En otras palabras, su propio "Estado profundo".

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1