Será muy difícil que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, remonte en el Colegio Electoral y logre los 270 votos electorales que lo convertirían nuevamente en presidente de ese país. No existe en la historia de la Unión Americana un antecedente que nos muestre que sea posible que estados ganados por uno, luego de un recuento, cambien en favor del otro.
Eso es lo que busca Trump. En la anterior entrega le describí como los medios de comunicación locales hablaron de una ventaja totalmente inexistente del candidato demócrata. Si bien Joe Biden será el presidente número 46 de Estados Unidos, no será por la tan mentada ventaja de 10 puntos porcentuales, por el contrario, tendrá a la mitad de los Estados Unidos en su contra.
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Donald Trump logró remontar en la preferencia de los estadounidenses en la recta final de la campaña y prueba de ello es el cambio en la preferencia electoral que se mostró luego del último debate realizado el jueves 22 de octubre, en Nashville, Tennessee. Trump logró colocar en la lona a su adversario demócrata, tan es así, que ninguna de las cadenas de medios de comunicación afines a Biden se atrevieron a preguntar quién había ganado el último debate.
Era claro que Donald Trump lo había derrotado. ¿Por qué? Porque Biden nunca pudo reconocer que Barak Obama construyó las jaulas para migrantes y su récord de deportaciones de mil mexicanos diarios durante los ochos años de la administración Obama. “¿Quién construyó las jaulas Joe? ¿Quién las construyó?” cuestionaba un envalentonado Trump quien evidenciaba que los demócratas tampoco son una garantía de derechos humanos para negros y latinos en la Unión Americana.
Esa pregunta marcó para Trump un debate que lo acercó claramente a un Biden que lucia desdibujado, lento y sin argumentos. Pero este impulso no le fue suficiente. Para ese momento casi 100 millones de estadounidenses ya habían emitido su voto. Tal vez algunos millones desearon cambiar su voto ante lo que se mostraba en las cámaras de televisión. Millones de estadounidenses votaron, más que a favor de Biden, en contra de Trump por la incansable campaña mediática en su contra y sobre todo ante la impericia en el manejo de la pandemia de COVID-19.
Estos dos aspectos orientaron los primeros millones de votos en su contra. Es decir, para el último debate, la suerte de Trump ya estaba echada. A Trump lo venció la prensa opositora. A Trump lo venció el COVID que provocó que millones de personas optaran por el voto adelantado vía correo. Biden aprovechó muy bien el momento y hoy está ante una sociedad que espera demasiado de él. Muy elevadas expectativas.
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Corazón que sí siente: El periodista Carlos Loret de Mola entrevistó a Alonso Ancira, presidente de Altos Hornos de México en Palma de Mallorca donde, dice: “se come divino”. Pero más divino será el “usted perdone” que espera el empresario metalúrgico por parte del gobierno de AMLO.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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