ROMPEOLAS

La guerra de Emmanuel Macron

El mundo árabe está furioso por la postura del presidente galo que defiende la libertad de publicar caricaturas del profeta Mahoma, un caldo de cultivo para los extremistas

OPINIÓN

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Alejandra Martínez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

La defensa del presidente francés, Emmanuel Macron, a la libertad de expresión ha puesto a su nación como objetivo de los grupos extremistas. El país galo es escenario de una nueva ola de ataques yihadistas en Europa, eventos que dan armas a la extrema derecha para repeler la inmigración.

El pasado “jueves de ira”, ocurrió una serie de ataques terroristas en Niza, Aviñón, y en el consulado francés en territorio saudita. El más grave fue en la basílica de Notre Dame, en Niza, con tres víctimas mortales, entre ellos una mujer de 70 años que fue decapitada. El autor fue un inmigrante tunecino de 21 años, que arribó al país por la isla Italia de Lampedusa, apenas unas pocas semanas atrás.

En Aviñón, un hombre armado (afgano) con un cuchillo intentó atacar a transeúntes, y en el consulado francés hubo un apuñalamiento. Dos ataques más con armas punzocortantes fueron frustrados en Lyon y Sartrouville, aún no hay información de que las agresiones fueran coordinadas, pero no parecen ser producto de la casualidad.

A mediados de mes, el 16 de octubre, el profesor Samuel Paty fue decapitado por un joven de origen checheno, en los suburbios cerca de París, porque mostró caricaturas del profeta Mahoma en una de sus clases en las que abordaba la libertad de expresión.

Previo a ese incidente, hubo otro apuñalamiento, el 25 de septiembre, afuera de la antigua redacción de la revista Charlie Hebdo, que en el pasado fue objeto de un feroz ataque terrorista —que dejó 12 muertos— por publicar caricaturas de Mahoma.

Tras el asesinato del profesor, Francia se volcó a las calles, respaldando el derecho a exhibir las imagenes, “no vamos a renunciar a nuestras caricaturas”, declaró el mandatario francés durante el homenaje al profesor Paty, y además aseguró que su país vive un fenómeno de “separatismo islámico”.

La postura de Macron abrió una caja de pandora, tensiones con políticos y religiosos del mundo musulmán, principalmente con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que lo acusó de islamófobo y llamó a boicotear los productos galos.

En Irán, Macron fue calificado como un demonio, en Bangladesh unas 40 mil personas salieron a las calles para gritar que “Francia es el enemigo de los musulmanes”, también han ocurrido protestas y llamados a boicot en Irak, Libia, Siria, Qatar, Kuwait, Jordania, Arabia Saudita y Pakistán. El mundo árabe está furioso, un caldo de cultivo para los extremistas.

En respuesta a los últimos atentados, Macron aumentó la presencia de soldados desplegados en su territorio, de tres mil a siete mil, pero para la ultraderecha no es suficiente.

La derecha italiana pidió cerrar los puertos del país a los migrantes, tras el atentado en Niza. El atacante llegó al continente el 20 de septiembre por Lampedusa, cercana a África que, para agosto de 2020, reportaba 15 mil llegadas, la mayoría de tunecinos.

Se espera mayor división en la Unión Europea por la política migratoria; los ataques terroristas empoderan a la ultraderecha que de por sí ya estaba en auge.

Ahora, Francia que vive la segunda ola de COVID-19, también tiene que preocuparse por su política de tolerancia a la libertad de expresión. 

Por ALEJANDRA MARTÍNEZ
ALEJANDRA.MARTINEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALEJANDRAMTZ_87