Extraño caso. El eficaz secretario, que ha resuelto lo que le toca y hasta lo que no, de la amenaza arancelaria de Trump a la crisis migratoria, pasando por la compra de vacunas contra COVID-19, es golpeado desde la 4T, por quienes ven en él una amenaza para la sucesión presidencial.
Con el reloj electoral adelantado, aquellos que, dentro del gabinete presidencial y Morena, ven en Marcelo Ebrard al rival a vencer para la elección del lejano 2024, han sembrado la idea de que el canciller hace maletas para ir a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, en lugar de Alfonso Durazo, que tiene un pie en la búsqueda de la candidatura al gobierno de Sonora. Quieren enviarlo allá para ponerle piedras en el camino de una eventual aspiración.
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Ebrard está bajo el fuego de las envidias políticas y personales.
A algunos les molesta que tenga la confianza del Presidente, quien le ha reconocido más de una vez el éxito por apagar no pocos incendios.
Otros ambicionan su posición.
Fuera de sí, Porfirio Muñoz Ledo, por ejemplo, ha amenazado con expulsarlo de Morena si gana la dirigencia, le ha dicho “infiltrado de la derecha” y ha señalado en el absurdo,
que, de triunfar su adversario Mario Delgado, el canciller asumiría la Presidencia desplazando a López Obrador.
Los mismos que echaron a andar al ingobernable Muñoz Ledo, que ha desvariado en el proceso interno por la presidencia de Morena, Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional Morena, y Alfonso Ramírez Cuéllar, actual dirigente interino del partido, vistos con simpatía por la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, y un puñado de senadores, entre los que destaca Martí Batres, quien ve un acercamiento entre Ebrard-Delgado y Ricardo Monreal, se encargan de darle vuelo al rumor. Los “puros”, que se sienten dueños de la patente lopezobradorista, construyen la idea y filtran la posibilidad del movimiento del canciller.
A ellos se suma la embajadora en Washington, Martha Bárcena, quien ha sido la mano que mece la cuna de buena cantidad de los ataques al secretario.
La embajadora y su esposo, el diplomático Agustín Gutiérrez Canet, llevan meses muy activos en medios y a través de filtraciones, intentando golpear políticamente a Ebrard.
Bárcena cada vez oculta menos su interés en dejar la embajada y mudarse al piso 22 de la secretaría.
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El canciller ha sido el hombre de confianza del Presidente en los momentos de crisis, el #2 del gobierno federal. Eso no gusta a los “puros” que lo ven aventajado en la muy joven carrera presidencial.
Con el pretexto de la renovación de la dirigencia de Morena, y los inevitables ajustes en el gabinete presidencial, han quedado retratados quiénes jugarán como sus adversarios, sus razones, y hasta sus estrategias.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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