Opinión

Entre el impulsivo y el compulsivo

La situación entre Irán y EU debe enseñar a los políticos que sus acciones impactan la economía hasta cierto punto

Entre el impulsivo y el compulsivo
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Tenemos al mundo nervioso y a la expectativa, observando a un inestable y caprichoso presidente estadounidense que ya optó por la vía más directa para cobrarse algunas de las pasadas afrentas de Irán contra nacionales estadounidenses, y a un líder religiosamente fanático, quien no le queda de otra que hacer alguna locura para demostrar que Alá está de su lado y que pueden cobrar venganza por la muerte del general Suleimani.

Tan es así que uno ya ha anunciado que sería capaz de desplegar fuerza “desmedida” adicional, mientras que el otro puso precio a la cabeza del líder estadounidense, a la vez que bombardeó dos bases militares de Estados Unidos en Irak.

Los otros poderes de la Unión de EU (y mismo la oposición demócrata) no le retirarán el apoyo institucional a Donald Trump por más que lo critiquen. Nunca ha sucedido así a lo largo de la historia de EU y no ocurrirá ahora.

Irán, por su parte, se encuentra en un situación muy difícil para con su población y sus causas, puesto que el líder asesinado estaba a cargo nada más y nada menos que de la unidad de inteligencia nacional y de las operaciones de la insurgencia internacional. Así, Irán (e Irak de paso) tiene que dar un mensaje contra los Estados Unidos para que lo escuche al menos toda la región del Medio Oriente.

Escalada de violencia. Y precisamente ahí radica el gran peligro para esos países y el mundo entero. Que si las acciones de sus gobiernos son contundentes, no lo suficientemente fuertes para provocar una guerra de escala mundial.

Obviamente existe desigualdad de poderío militar entre EU e Irán; de ahí que exista el aliciente para que este último actúe inicialmente de manera agresiva y sangrienta contra civiles, a sabiendas de que tarde o temprano será Estados Unidos el que gane la guerra en términos bélicos tradicionales. El mismo lunes del lanzamiento de cohetes sobre una de esas bases militares, un avión ucraniano con 180 pasajeros chocó en el aeropuerto de Teherán. Difícil creer que fue mera coincidencia. Falta saber si fueron los iraníes o sus opuestos quienes “accidentalmente” se equivocaron de avión.

Ni culpable, ni meritorio. Lo que no es fortuito es el alza del costo del petróleo a nivel internacional, así como de la moneda estadounidense. Siendo objetivos, no podríamos culpar a López Obrador del aumento del precio del dólar en contra del peso, si se diera el caso. Tampoco debemos aplaudirle porque el petróleo aumente su valor, lo que tendrá un impacto positivo en México.

La terrible situación entre Irán y EU, y todas las consecuencias que conlleva, debe al menos enseñar a nuestros políticos en México (gobierno y oposición) que sus actuaciones impactan en la economía y población hasta cierto punto. Se solicita, por tanto, que no se culpe o vanaglorie a la 4T de situaciones en las que su actuar no tendrá nada que ver, como también sería conveniente por parte del gobierno lopezobradorista no caer en optimismos extremos, como la mostrada por el secretario de Hacienda.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

@MALOGUZMANVERO

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