La accesibilidad no es solo un tema de infraestructura, sino de derechos humanos

Planeación urbana y accesibilidad: el reto de ciudades incluyentes

Presidente del Colegio de Arquitectos de La Laguna: "La ciudad debe ser la casa de todos"

Planeación urbana y accesibilidad: el reto de ciudades incluyentes
La planeación urbana es un tema a seguir Foto: Freepik

En un mundo donde las ciudades crecen a un ritmo acelerado, la planeación urbana enfrenta un desafío crucial: garantizar la accesibilidad para todas las personas. Sin embargo, la realidad en muchas urbes mexicanas es que la movilidad sigue siendo un privilegio para unos y una barrera para otros. A pesar de los avances normativos, las calles, el transporte público y los espacios urbanos continúan presentando obstáculos que limitan la vida diaria de personas con discapacidad, adultos mayores y ciudadanos en general.

Sobre este tema, el arquitecto Mario Alberto Talamás Murra, presidente del Colegio de Arquitectos de la Laguna, enfatizó la necesidad de replantear la manera en que se diseñan las ciudades. En entrevista para el programa De Frente Laguna, Talamás Murra, explicó que la accesibilidad no es solo un tema de infraestructura, sino de derechos humanos. En el papel, México ha firmado compromisos internacionales y ha creado leyes para garantizar la inclusión. No obstante, la brecha entre la legislación y la realidad sigue siendo abismal.

Mario Alberto Talamás Murra, presidente del Colegio de Arquitectos de la Laguna. Foto: Héctor Esparza

Transporte público y calles inaccesibles

Un ejemplo claro es el transporte público, donde la mayoría de los autobuses carecen de rampas adecuadas, los espacios reservados no se respetan y las banquetas en mal estado hacen imposible su uso para quienes requieren asistencia en su movilidad. "Si se siguieran correctamente los reglamentos de construcción, las ciudades serían mucho más accesibles. Pero la falta de supervisión y de interés en el tema ha generado un rezago importante", comentó el arquitecto.

Los retos del transporte público también son grandes. Foto: Héctor Esparza

El problema se agrava con la falta de una visión integral en la planeación de las ciudades. Las nuevas construcciones y remodelaciones de espacios públicos muchas veces ignoran criterios básicos de accesibilidad. Banquetas estrechas, sin guías podotáctiles para personas con discapacidad visual, edificios sin elevadores o con rampas mal diseñadas son solo algunas de las deficiencias que persisten. Este panorama revela que la accesibilidad sigue siendo vista como un añadido y no como una condición esencial del desarrollo urbano.

Falta de coordinación entre autoridades

Uno de los grandes retos es la falta de coordinación entre autoridades. Mientras que algunas instancias municipales intentan implementar medidas de accesibilidad, otras siguen aprobando proyectos sin cumplir con los criterios necesarios. La normativa en muchas ciudades es ambigua o no se aplica con rigor, lo que deja un amplio margen de discrecionalidad a constructores y desarrolladores. Esto explica por qué aún hoy existen centros comerciales sin accesos adecuados, parques con senderos intransitables y calles que excluyen a una parte significativa de la población.

Se necesita mejor el paisaje urbano con mejores estrategias. Foto: Héctor Esparza

El impacto de estas fallas es evidente en la vida diaria de muchas personas. Para alguien con discapacidad motriz, recorrer una ciudad puede convertirse en un desafío agotador. Las banquetas irregulares, la ausencia de rampas funcionales y la falta de cruces seguros reducen drásticamente la independencia y calidad de vida. De igual manera, los adultos mayores enfrentan dificultades para desplazarse en un entorno que no ha sido diseñado pensando en sus necesidades.

Pero el problema no se limita solo a la infraestructura. También es una cuestión cultural. La falta de conciencia sobre la importancia de la accesibilidad se refleja en actitudes cotidianas como la ocupación de espacios reservados, la indiferencia ante vehículos que bloquean rampas o la poca empatía en el diseño de espacios públicos. Este fenómeno responde a un modelo urbano centrado en la eficiencia y la velocidad, dejando de lado la equidad en la movilidad.

Experiencias internacionales y soluciones

A pesar de este panorama desalentador, hay iniciativas que buscan revertir la situación. Algunas ciudades han comenzado a rediseñar sus espacios con un enfoque de movilidad universal. En países como España o Colombia, la accesibilidad ha sido integrada de manera efectiva en la planeación urbana, con calles que priorizan al peatón, transporte público incluyente y normativas estrictas para garantizar que los nuevos desarrollos cumplan con criterios de accesibilidad. Estos modelos pueden servir como referencia para México, donde aún hay un largo camino por recorrer.

En este sentido, la participación ciudadana juega un papel clave, señaló el entrevistado Talamás Murra. La presión de colectivos y organizaciones ha logrado avances en la exigencia de mejores condiciones urbanas. Sin embargo, la transformación debe ser estructural. No basta con adaptar algunos espacios; se requiere un cambio de mentalidad en quienes diseñan, construyen y regulan el crecimiento de las ciudades.

Accesibilidad: un derecho, no un favor

"La accesibilidad no debe verse como una concesión, sino como un derecho que beneficia a toda la sociedad", afirmó Talamás Murra. "Una ciudad incluyente no solo facilita la vida de las personas con discapacidad, sino que mejora la movilidad para todos. Un sistema de transporte bien diseñado, calles seguras y espacios públicos accesibles generan comunidades más habitables, dinámicas y equitativas".

El desafío está en lograr que esta visión se traduzca en políticas públicas efectivas. Esto implica no solo reforzar la legislación, sino asegurar su aplicación. También es fundamental que los gobiernos destinen recursos suficientes y prioricen la accesibilidad dentro de sus planes de desarrollo urbano. Sin una inversión real en este ámbito, las ciudades seguirán reproduciendo desigualdades y excluyendo a una parte de la población.

En última instancia, la accesibilidad no es solo un tema de infraestructura, sino de justicia social. Construir ciudades pensadas para todos no es una utopía, sino una necesidad urgente. El reto está en asumir el compromiso y trabajar para que cada calle, cada edificio y cada sistema de transporte sean espacios donde la inclusión no sea la excepción, sino la norma.

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