Voces de activistas

Del coraje a la esperanza: el “cóctel de emociones” de las mujeres que marchan durante el 8M, voces de activistas

Hoy es el día en que la Avenida Juárez se viste de un violeta intenso por las jacarandas que florecen en los árboles como el feminismo sobre las calles

Del coraje a la esperanza: el “cóctel de emociones” de las mujeres que marchan durante el 8M, voces de activistas
Foto: Cuartoscuro

Diana tenía 16 años cuando se dirigía a la preparatoria. Era de las primeras veces que se iba sola a la escuela. Como cada mañana, primeramente tomó un taxi que la llevaría a la parada de camiones. Apurada por llegar a tiempo, subió al asiento trasero del auto y después de unos minutos de trayecto, se percató de que algo estaba raro.

“Tenía la sospecha de que el taxista se estaba masturbando, era pura carretera, estaba oscuro y no me podía bajar en medio de la nada. Me tuve que aguantar y esperar a llegar. En ese momento, le aventé el dinero y me bajé. Ahí fue cuando dije: ‘Estoy harta’”, relató, asegurando que esa experiencia de terror fue el punto de quiebre que la llevó a refugiarse en el feminismo y que años más tarde la convertiría en activista. 

Por su parte, Alis creció en un típico hogar mexicano que la llevó a cuestionarse reglas, cultura, conductas, y que al igual que Diana Rossalino sufrió violencia; esta combinación y su pasión por compartir aprendizajes la orillaron a unirse a las filas de la revolución feminista.

Como las dos activistas entrevistadas por El Heraldo Digital, miles de mujeres conviven a diario con este y otros tipos de violencias. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), siete de cada 10 mexicanas mayores de 15 años han sido víctimas por lo menos una vez en su vida. Esta cifra sólo es la punta del iceberg de una sociedad en la que la violencia hacia las mujeres en cualquier ámbito no cesa.

Según cifras del Inegi, 7 de cada 10 mexicanas mayores de 15 años han sido víctimas de algún tipo de violencia. (Foto: Cuartoscuro)

Durante el 8M las mujeres se manifiestan en diferentes estados de México para decir “ni una más” y luchar contra la desigualdad de género, la brecha de oportunidades, el acoso, el hostigamiento y feminicidios. Esta es la fecha del año en la que la Avenida Juárez de CDMX se viste de un violeta intenso por las jacarandas que florecen en los árboles como el feminismo sobre las calles, entre playeras, bengalas y pancartas moradas.

“Cóctel de emociones” en el 8M

“En una marcha feminista, la mayoría se atreve a contar por primera vez sus testimonios de relaciones violentas, de cómo abusaron de ellas, de cómo las acosaron, y cuando vas con las personas correctas se siente un acompañamiento, un apapacho, como un abrazo al alma; son un punto de quiebre para muchas. Llegamos a sentir tanta fuerza que nos atrevemos a hablar, es una sanación que no te da ninguna terapia”, comentó Diana, también psicóloga.

El común denominador de las marchas es que hay ruido e incomodidad, pero por otro lado unidad y acompañamiento, Alis Escobar, activista y creadora de contenido, describiría la marcha como “un cóctel de emociones”, donde “sientes un montón de tristeza, coraje, impotencia, pero al mismo tiempo te llenas de fuerza, poder y muchísima esperanza”, motivo por el cual es uno de sus días favoritos del año.

Avenida Juárez ante las miles de mujeres que asisten a la marcha vestidas de color morado. (Foto: Especial)

“Estar ahí con tantas mujeres, historias compartidas, vulnerabilidad, te sientes más segura y más confiada que nunca. Todas las mujeres que están rodeándome saltarían por mí, responderían por mí. La sensación física y emocional es fuertísima”, afirmó la comunicóloga. 

“A punto de tirar la toalla”

Las redes sociales han sido aliadas esenciales para el activismo digital, se han convertido en una estrategia del movimiento violeta, una herramienta valiosa en donde las mujeres pueden organizarse, expresarse, romper el ciclo del miedo y crear un sentimiento de sororidad. Las dos feministas optaron por compartir su contenido a través de Tiktok para llegar a más personas interesadas en el movimiento.

Ambas afirman que al tiempo que comparten videos, textos e imágenes en diferentes formatos, reciben historias desgarradoras de mujeres que sufren algún tipo de violencia. Este ha sido uno de los mayores retos como creadoras de contenido y activistas feministas; aseguran que el acompañar, canalizar o escuchar a las víctimas de la violencia machista requiere estabilidad y salud mental. 

Acompañar, canalizar o escuchar a las víctimas de la violencia machista requiere estabilidad y salud mental. (Foto: Cuartoscuro)

“A veces se necesita tener una pausa, el autocuidado en cuidadoras es bien importante, porque muchas veces nos ponemos en segundo plano por procurar a los demás. A veces te rebasa todo lo que se ve diario en internet, como carteles de desaparecidas o testimonios, todo eso te llega a pasar factura y no está mal decir un día ‘yo no voy a ver esto’, es autocuidado”, declaró Rossalino.

Por su parte, uno de los mejores recursos que Alis emplea para hacerle frente a los casos de violencia que circulan en redes, o incluso comentarios hirientes que ha llegado a recibir es el acompañamiento, precisamente de mujeres cercanas a ella. 

“Lo mismo que pasa en una marcha, la energía femenina es tan poderosa, yo le hablo a mis amigas y siento ese apoyo, la sororidad que es fuertísima y creo que esa es una de las cosas que me han mantenido de pie en este proceso”, comentó.

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