Las cicatrices que deja la violencia de género —como un ataque con ácido o una marca por arma blanca— son huellas que van más allá de lo que se percibe a simple vista. Las mujeres que las viven suelen tener consecuencias para siempre, ya que además de las heridas en su cuerpo, este tipo de agresiones tienen una gran carga simbólica que hace que cuando una víctima se vea al espejo o note las reacciones de los demás, recuerde la agresión que le cambió la vida. Y aunque cada persona tiene su proceso de sanación, hay mujeres a las que borrar las marcas de su exterior les ayuda a aliviar el dolor que hay detrás de ellas.
En el marco del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la colectiva "Sobrevivientes de feminicidio" está impulsando su primera campaña para eliminar cicatrices por violencia de género en Xalapa, Veracruz. Una iniciativa que pretende contribuir a la justicia de las víctimas que así lo deseen por medio de la sanación.
"Aunque no lo parezca, una acción así, para nosotras las sobrevivientes, es abonar a la justicia y a la sanación en nuestros propos términos", expresó Ana Valderrama, integrante de "Sobrevivientes de feminicidio" a El Heraldo.
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Las cicatrices de la violencia de género
La violencia de género engloba todas esas agresiones que experimentan las mujeres únicamente por ser mujeres. Usualmente se basa en una situación de desigualdad en la que los agresores ocasionan daños físicos, sexuales, psicológicos o emocionales en sus víctimas. Cada uno de estos hechos deja distintas cicatrices.
Las huellas que provoca la violencia obstétrica —causada por profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo— no son las mismas que ocasiona la violencia ácida o familiar. Sin embargo, en la mayoría de las veces, quienes las sufren, no tienen acceso a la plena reparación de daños, aunque es uno de los principios fundamentales de la Ley General de Víctimas.
Y es que por simple que parezca, el acceso a la salud y a la sanación de las víctimas de violencia de género, es un asunto primordial. Sobre todo si se toma en cuenta que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), "del total de mujeres de 15 años y más, el 70.1 % han experimentado al menos una agresión". Ante este, panorama, ¿cuántas cicatrices siguen abiertas?
Una campaña contra las cicatrices de la violencia de género
Ana Valderrama, integrante de la colectiva "Sobrevivientes de feminicidio", explicó en entrevista con El Heraldo, que su "Campaña para eliminar cicatrices por violencia" tiene el objetivo de contribuir en el proceso de sanación de las mujeres que han sido víctimas de algún tipo de agresión. Dicha acción consiste en borrar—por medio de un procedimiento denominado "demógrafo"— las cicatrices que las mujeres tienen en su cuerpo.
Cabe mencionar que el demógrafo es un procedimiento de la medicina estética que consiste en generar colágeno en la piel para que las cicatrices se desvanezcan. Y pesar de que no es invasivo ni genera dolor, participar en esta campaña que lo usa es totalmente una decisión personal.
"No es necesario que cuenten su agresión, que justifiquen, aquí damos por entendido que si te hace sentido esta sanación eres bienvenida", dijo Ana.
Y es que esta campaña que se llevará a cabo el 25 de noviembre en Xalapa, Sobrevivientes de feminicidio, está dirigida a todas aquellas mujeres que buscan borrar sus cicatrices como parte de su proceso de sanación. Sin embargo, es importante mencionar que la única condición es que por cuestiones de seguridad, no pueden acceder menores de 18 años ni mayores de 50.
"Muchas de nosotras sí tenemos cicatrices en nuestro cuerpo a las que queremos decirles adiós y no tenerlas en nuestro cuerpo como un recordatorio permanente de lo que nos pasó, explicó la integrante de "Sobrevivientes de feminicidio".
¿Cuánto cuesta borrar las cicatrices de la violencia de género?
La Ley General de Víctimas obliga a todas las autoridades competentes a "proporcionar ayuda, asistencia o reparación integral" a quienes así lo necesiten. Sin embargo, de acuerdo con Ana Valdarrama, en México todavía no hay políticas públicas que pongan como prioridad la salud y sanación de las cicatrices por violencia de género.
En este sentido, al no estar garantizado este acceso integral, han tenido que ser las mismas víctimas quienes paguen los gastos que implica ser sobrevivientes. Por ejemplo, un tratamiento con "demógrafo" suele tener un costo de hasta 4 mil pesos, una cantidad que no todas las mujeres pueden financiar.
Precisamente por esto, lo que hizo la colectiva "Sobrevivientes de feminicidio" fue establecer una alianza con una doctora para que las mujeres que deseen recibir el tratamiento, sólo paguen el material de la intervención (500 pesos) y así puedan contribuir a esta reparación integral que lamentablemente no esta cumpliendo el Estado.
Las cicatrices invisibles para el Estado
Sanar las cicatrices de la violencia de género también forma parte de la justicia y reparación del daño a la que tienen derecho las víctimas. Por consiguiente, las instituciones deberían voltear a ver todas las huellas que tienen los distintos tipos de agresiones para trabajarlas sobre ellas. Porque como bien lo dice Ana "no hay justicia sin sanación y no hay sanación sin justicia".
No obstante, también es importante tomar en cuenta que las huellas que deja la violencia de género no siempre se pueden apreciar a simple vista. Todas esas agresiones —físicas, psicológicas, sexuales, etc.— que les suceden a las mujeres únicamente por ser mujeres, dejan huellas de por vida difíciles de borrar y son las víctimas quienes deben definir el camino.
"Para nosotras sí es importante que el Estado se haga responsable. No más, no menos. No estamos pidiendo que se haga cargo de nosotras, pero sí de lo que le corresponde. Que la salud se ponga en un lugar primordial", finalizó Ana.