La tortura y temor que padeció el periodista Jesús Pintor durante el secuestro que vivió junto a Alan García y Fernando Moreno en Guerrero duró más de dos semanas en las que estuvo cautivo dentro de la batea de una camioneta en la que padeció todo tipo de agresiones.
En entrevista para El Heraldo Media Group, el hombre contó que nunca se enteró de quiénes fueron sus captores y los motivos por los cuales vivió amenazado de muerte, con los ojos vendados y amarrado para que no pudiera escapar.
"Nunca me dijeron nada", narra sobre lo ocurrido durante su rapto.
Le dijeron que lo matarían
Durante su cautiverio, contó, recibió advertencias de los gatilleros, quienes solamente lo desataron para alimentarlo. Para sacarle información sobre sus actividades, le dijeron que estaban a punto de "ponerlo a hervir", lo convertirían en pozole y además le dieron choques eléctricos en los tobillos.
Su pesadilla inició el pasado 27 de diciembre, mientras se trasladaba por la calle y sin percatarse, fue interceptado por varios hombres que venían en un vehículo. Estos le taparon el rostro, lo cual impidió que se percatara de las identidades de los agresores. El tacto le permitió saber que fueron dos o tres hombres los que lo subieron a una camioneta.
Lo confundieron
Sin ver el trayecto que siguió, calculó que fue una hora aproximadamente la que condujeron los secuestradores para llevarlo al predio en el cual permaneció sin poder hacer nada, temiendo que la muerte le llegara en cualquier momento.
"No supe de quiénes se trataba, ni qué era lo que querían", dijo.
Los captores tenían la idea de que Pintor era parte de La Crítica de la Región Guerrero, un medio de comunicación que operaba a través de una página de Facebook que se encargaba de relatar las cosas ocurridas en la entidad. Pese a que les informó que él era el operador de Escenario Calentano, los hombres armados lo hostigaron para que confesara su pertenencia en la primera página.
Inclusive, revisaron su teléfono para determinar si era parte de este medio de información, pero al final se percataron de que no era parte de este.
Pensó que le dispararían
A unas horas antes de que fuera liberado, el comunicador temió estar tomando uno de sus últimos alientos, ya que sus secuestradores le colocaron unas esposas de tal manera que sus manos quedaron apoyadas sobre su espalda y lo hicieron caminar unos metros. Esto, dijo, es conocido en la región como un preámbulo a una ejecución por parte del crimen organizado.
Posterior a esto fue llevado hasta la batea de una camioneta, donde lo subieron y lo abandonaron junto a un animal que no pudo identificar, pero que comenzó a arañarle la cara. De nuevo trató de usar el tacto para saber qué era lo que lo estaba agrediendo, a día de hoy especula que pudo ser un mono.
No lo sabía, pero no estaba solo
Le quitaron las esposas y, sin dejarle ver el trayecto, lo trasladaron durante más de una hora hasta un río punto ubicado en Coyuca de Catalán. Llegaron al lugar durante la noche del 11 de enero. Los captores lo arrojaron de la batea. Cuando escuchó a los vehículos marcharse, se percató de que en el lugar había alguien más, por lo que preguntó por su identidad.
Fue entonces cuando Fernando Moreno, uno de los otros dos periodistas secuestrados, lo cuales aparecieron encadenados en un video que se viralizó en redes sociales y en el cual se les había exigido informar a la ciudadanía que eso les había pasado por realizar su labor.
Hay un desaparecido
Después de un rato llegaron tres reporteros que llegaron al lugar. A ellos un grupo de jóvenes les había informado que sus colegas se encontraban en dicho punto.
Destacó que las autoridades le ofrecieron posibilidad de acceder al protocolo de seguridad para garantizar su tranquilidad y además recibieron su denuncia. Hasta el momento, Alan García se encuentra detenido. Detalló que con las otras dos víctimas tiene una relación de amistad, la cual generó durante el ejercicio de su labor. Aseguró que no ha recibido amenazadas de ningún tipo antes o después de este secuestro.
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