Finalmente y a una semana de haber sido asesinados los sacerdotes Jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar recibieron cristiana sepultura en la parroquia que les sirvió de hogar y apostolado. El tañir de las campañas marcaron su destino final y entre cánticos, llantos y encono entre los asistentes los restos de los sacerdotes fueron recibidos en la parroquia Misión de San Francisco, donde predicaron por años. Sus cuerpos inertes aguardaban el momento para su eterno descanso.
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Los cuerpos descansan en el patio principal de la iglesia, donde actualmente descansa el sacerdote Andrés Lara, que fue uno de los fundadores de la Misión y quien murió en Guadalajara pero pidió que sus restos fueran trasladados a esta comunidad, así como Sixto Jáquez, quien también descansa en el centro del patio principal.
De esta manera, propios y extraños, la gobernadora María Eugenia Campos, estuvo presente así como representantes de la alta jerarquía eclesiástica y organizaciones no gubernamentales para este último adiós.
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