“Es de Reforma”, dice el vendedor cuando se le pregunta el precio de un jarrón de bronce, de más de 1.20 metros de altura, que se ofrece en el tianguis de antigüedades del Jardín Dr. Ignacio Chávez, sobre avenida Cuauhtémoc.
A menos de dos kilómetros de distancia del lugar en donde se ubican originalmente las piezas, se ofrece la escultura junto con otros objetos de bronce y algunos muebles de madera; el jarrón se vende en 50 mil pesos y el vendedor acota que está hecha en bronce y que “es pesada”.
El investigador Axayacatl Gutiérrez Ramos, advierte que no se puede afirmar que se trate de una pieza de Reforma, pero que “seguramente fue sustraída de un lugar público.
“A finales del siglo XVIII y principios del XIX, en la época del porfiriato, se hicieron para jardines, panteones y otros lugares públicos”, afirma. A reserva de observarla directamente y comprobar sus materiales, dice Ramos, lo sorprendente es que la pieza se ofrezca entera y no haya sido fundida, cómo generalmente se hace con todo el patrimonio de bronce que actualmente está siendo sustraído, “lo roban para fundirlo, sobre todo por el precio del bronce”.
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El también investigador del Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec afirma que el INAH cuenta con catálogos para corroborar si se trata de una pieza de Reforma, pero señala que las orejas de los jarrones de la avenida histórica son abiertos y la que se ofrece en venta son cerrados; aún así, afirma que a simple vista, la manufactura es histórica.
En la avenida Reforma y en la Alameda Central existen alrededor de 62 jarrones, junto con los pedestales que los sostienen comenzaron a fabricarse alrededor de 1878, por la fundición artística de Gabriel Guerra. Las piezas han sido víctimas del vandalismo y el olvido.
POR LUIS CARLOS SÁNCHEZ
FOTOS: LESLIE PÉREZ
MAAZ