El padre de un hombre con trastornos mentales que mató a 10 personas en un supermercado de Colorado testificó en el juicio que pensaba que su hijo podría estar poseído por un espíritu maligno antes del ataque.
En algún momento previo al ataque perpetrado en Boulder en 2021, Moustafa Alissa recordó haber despertado en medio de la noche para ir al baño y en ese momento su hijo, Ahmad Alissa, le dijo que fuera a hablar con el hombre que estaba en su habitación. Moustafa Alissa señaló que caminaron juntos hacia la recámara de su hijo, pero no había nadie más allí.
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Moustafa Alissa también señaló que su hijo a veces hablaba solo y que rompió la llave de un auto por miedo a que estuviera siendo utilizada para rastrearlo, declaraciones que coinciden con el testimonio por parte de su esposa.
Añadió que no sabía exactamente qué era lo que le pasaba a su hijo, pero que en su natal Siria las personas a veces dicen que se cree que quienes actúan de esta forma podrían estar poseídos por un espíritu maligno, o djin en árabe.
"Pensamos que probablemente estaba poseído por un espíritu o algo así", dijo Moustafa Alissa a través de un intérprete.
Responsable del tiroteo tiene esquizofrenia
Ahmad Alissa fue diagnosticado con un caso severo de esquizofrenia después del tiroteo y apenas el año pasado fue declarado competente para ir a juicio, después de que un médico le suministró el medicamento antipsicótico más potente que se tenía a disposición.
Nadie disputa el hecho de que fue él quien abrió fuego dentro del supermercado, pero se ha declarado inocente por motivos de capacidad mental. La defensa asegura que no está cuerdo legalmente y al momento del tiroteo no era capaz de diferenciar el bien del mal.
La fiscalía y psicólogos forenses que lo evaluaron para el tribunal aseguran que, a pesar de su enfermedad mental, no experimentó alucinaciones y sabía lo que estaba haciendo cuando perpetró la masacre.
Destacan la planeación e investigación que realizó en preparación al atentado y el miedo que mostró posteriormente a ser encarcelado como prueba de que Alissa sabía que lo que hacía estaba mal. Sin embargo, los psicólogos señalaron que creían que las voces en su cabeza tuvieron cierto papel en el ataque y no creían que la masacre hubiera ocurrido si no estuviera enfermo.
Cuando el fiscal de distrito Michael Dougherty le preguntó a Moustafa Alissa por qué su familia no buscó tratamiento para su hijo, señaló que habría sido muy difícil para su familia tener la reputación de tener un "hijo loco".
"Es una vergüenza en nuestra cultura", añadió.
Con información de AP