Un reciente estudio publicado en la revista académica Geophysical Research Letters el 15 de junio pasado, ha revelado que la excesiva extracción de agua de los acuíferos subterráneos ha tenido un impacto significativo en el Eje de la Tierra, alterando su inclinación.
El deshielo de los polos, especialmente en el hemisferio norte, y la sobreexplotación del agua subterránea son los dos principales factores que han influido en este fenómeno. Entre los años 1993 y 2010, los seres humanos extrajeron aproximadamente 2,150 gigatoneladas de agua para consumo humano y actividades agropecuarias, principalmente en las regiones de Norteamérica y el noroeste de la India. Lamentablemente,
gran parte de esta agua terminó en el mar en lugar de recargarse en los mantos acuíferos, lo que ha llevado a que el Eje de la Tierra experimente una inclinación de 4.3 centímetros por año.
Para comprender mejor esta situación, los científicos proporcionaron un ejemplo ilustrativo. Si toda el agua extraída por los humanos fuera vertida en el mar, ello implicaría un aumento del nivel del mar de aproximadamente 6 milímetros. Según sus investigaciones, el impacto más significativo en el Eje de rotación se debe a la extracción de agua subterránea.
Este estudio resalta la importancia de abordar de manera responsable y sostenible el uso del agua dulce, evitando su extracción desmedida y promoviendo la recarga adecuada de los acuíferos. De lo contrario, podríamos seguir afectando el equilibrio natural de nuestro planeta y generando consecuencias impredecibles en el futuro.
¿Cómo afecta esto a la vida en el planeta?
Un aumento del nivel del mar de aproximadamente 6 milímetros tendría varias implicaciones significativas, especialmente a largo plazo. Aunque 6 milímetros pueda parecer una cantidad pequeña, a escala global podría tener consecuencias importantes. Algunas implicaciones que podrían surgir son:
Inundaciones costeras: un aumento del nivel del mar de 6 milímetros podría incrementar el riesgo de inundaciones costeras, especialmente durante tormentas y mareas altas. Incluso una pequeña elevación puede hacer que las áreas bajas sean más susceptibles a la inundación, afectando a comunidades costeras, infraestructuras y ecosistemas sensibles.
Erosión costera: con un aumento del nivel del mar, las olas y las corrientes tienden a erosionar más la costa. Las playas, los acantilados y otros tipos de litoral pueden experimentar una mayor pérdida de tierra debido a la mayor acción del agua. Intrusión de agua salada: un aumento del nivel del mar puede provocar la intrusión de agua salada en acuíferos costeros y en áreas de cultivo cercanas a la costa. Esto puede afectar la disponibilidad de agua dulce para la agricultura y el consumo humano.
Pérdida de hábitats costeros: los humedales costeros, como los manglares y los estuarios, podrían verse amenazados por el aumento del nivel del mar. Estos ecosistemas proporcionan hábitats vitales para diversas especies de flora y fauna, y su pérdida tendría impactos negativos en la biodiversidad.
Migración de poblaciones: las comunidades costeras podrían enfrentar la necesidad de desplazarse tierra adentro a medida que el nivel del mar aumente. Esto puede implicar la reubicación de comunidades enteras, lo cual presenta desafíos sociales, económicos y políticos significativos.
Impactos económicos: el aumento del nivel del mar puede tener impactos económicos negativos en las áreas costeras, especialmente aquellas que dependen del turismo, la pesca y otras actividades relacionadas con el mar. La infraestructura costera, como puertos y aeropuertos, también puede requerir adaptaciones costosas para hacer frente al aumento del nivel del mar.
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