El gobierno de Estados Unidos ordenó a la compañía ferroviaria Norfolk Southern que cubra el costo total de la limpieza de la contaminación provocada por el descarrilamiento de un tren que transportaba productos tóxicos, amenazando con hacerle pagar el triple si no cumple.
El accidente ocurrido el 3 de febrero en la localidad de East Palestine, en el estado de Ohio, provocó un enorme incendio y la liberación de gases tóxicos, incluido cloruro de vinilo, un producto químico cancerígeno y muy inflamable, usado en la fabricación del plástico. Varios miles de residentes fueron evacuados cuando las autoridades evaluaron el peligro.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció en un comunicado que solicitó a Norfolk Southern identificar y limpiar los suelos y recursos hídricos contaminados y reembolsar a la EPA por los servicios de limpieza que se ofrecerán a los residentes y las empresas para brindar una tranquilidad adicional.
Se trata de una orden legalmente vinculante, indicó.
La EPA dijo que aprobará un plan que detalle todos los pasos necesarios para limpiar el daño ambiental causado por el descarrilamiento.
"Si la compañía no lleva a cabo las acciones ordenadas por la EPA, la agencia intervendrá de inmediato, realizará el trabajo necesario y luego buscará obligar a Norfolk Southern a pagar el triple del costo.
"Permítanme ser claro: Norfolk Southern pagará por limpiar el desastre que creó y por el trauma que infligió a esta comunidad", dijo el director de la EPA, Michael Regan, citado en el comunicado.
La empresa dijo que reconoce tener una responsabilidad.
"Hemos pagado hasta ahora por las operaciones de limpieza y lo seguiremos haciendo. Nos comprometemos a limpiar el sitio a fondo y de manera segura, y estamos reembolsando a los residentes por las perturbaciones causadas en sus vidas cotidianas.
"Aprenderemos de este terrible accidente y trabajaremos con los reguladores y los responsables elegidos para mejorar la seguridad ferroviaria", afirmó Norfolk Southern.
La administración del presidente Joe Biden ha tratado de calmar los ánimos tras el accidente, en tanto los residentes de la zona no ocultan su enojo e inquietud ante la contaminación y las posibles consecuencias para la salud.
Algunos informaron que habían tenido varios síntomas, incluidos dolores de cabeza, y dijeron que temían desarrollar cáncer en unos años. Unos 3 mil 500 peces murieron en los cursos de agua circundantes, según la agencia local de recursos naturales.
Las autoridades han dicho que el aire es seguro y que los análisis de agua del sistema municipal no han detectado contaminantes, pero los residentes se muestran escépticos y algunos ya han demandado a la compañía ferroviaria.
El tren de 150 vagones transportaba carga desde Madison, Illinois, a Conway, Pensilvania, cuando se salió de las vías.
El accidente provocó el descarrilamiento de 38 vagones, 11 de los cuales transportaban materiales peligrosos, entre ellos cloruro de vinilo, acrilato de butilo y otros productos químicos, según la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, una agencia federal independiente encargada por el Congreso de investigar accidentes en Estados Unidos.
Con información de AFP
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