El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó ayer la región litoral de Sao Paulo donde las lluvias torrenciales más intensas de la historia del país dejaron 40 muertos y decenas de desaparecidos.
Las tareas de rescate estaban concentradas en el municipio de Sao Sebastiao, un destino playero que sufrió lluvias récord.
Lula, que pasaba unos días de asueto en Bahía, viajó al lugar para sobrevolar la zona del desastre donde deslizamientos de tierra arrasaron al menos unas 50 casas.
Desde la aeronave eran visibles ríos de agua cubriendo casas cerca de las playas.
El Presidente izquierdista se reunió luego con las autoridades regionales y locales.
Es importante que "no construyamos casas en un lugar que pueda ser escenario de otras lluvias, donde personas puedan morir en un deslizamiento de tierra", dijo, tocando el problema del urbanismo improvisado en el país.
Subrayó que la cooperación entre las autoridades de gobierno, de diferentes partidos, era una "buena fotografía" para Brasil, que sigue bajo un crispado clima político, luego de unas elecciones presidenciales polarizadas y el ataque el 8 de enero a las sedes de los poderes.
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