Rafael es un habitante de Río de Janeiro, Brasil, quien desde 2020 ha extremado precauciones por Covid-19 y ha seguido las recomendaciones de higiene emitidas por las autoridades para evitar un contagio.
Y es que su caso es similar al de miles de personas, para quienes el confinamiento no terminó con la reapertura de espacios públicos, sino que esta se extendió por dos años más, debido al temor al virus.
Rafael cambió su vida por completo, pues dejó de salir para realizar actividades simples como ir al supermercado, al centro comercial o a dar la vuelta algún lugar público.
Su testimonio fue un desahogo, pues su hogar ha sido prácticamente una prisión y sus miedos se han intensificado al permanecer tanto tiempo en confinamiento y a la expectativa de la evolución de la pandemia.
Entre los objetos que guarda se encuentran decenas de botellas de alcohol que ha utilizado para desinfectar diversos objetos, además del cabello que se le ha caído en este tiempo.
Rafael tiene 38 años y antes de la pandemia ya había iniciado un tratamiento psicológico mientras trabaja como freelancer apoyando a una persona con autismo, a quien ayuda con diversos trámites.
Su vida cambió
Con la aparición del Covid-19, Rafael implementó un sistema para sus visitas, así como para los pedidos de comida y farmacia, para evitar el contacto o que sus familiares entren más a su hogar.
Su preocupación por la higiene aumentó a tal grado que volví a meter al horno la comida que pedía de algún restaurante por el temor a que tuviera el virus, incluso llegó a quemarla por dejarla calentar más tiempo.
Vacunarse fue un problema pues temía contagiarse, sin embargo sus familiares ayudaron a que esto fuera posible, cuidando todas las medidas necesarias para que se sintiera seguro, en diciembre de 2021 dos enfermeras de una clínica local acudieron al domicilio de Rafael para inmunizarlo, él las recibió con ropa especial, la usada por los científicos que se encuentran en alto riesgo de contagio.
Rafael afirma que la pandemia no ha terminado y se niega a salir hasta que el número de fallecimiento a causa de Covid-19 sea entre cinco y diez. Asimismo, estuvo por iniciar un tratamiento psiquiátrico para mitigar la ansiedad, sin embargo, la idea de que una complicación derivada de los medicamentos lo hiciera ir a urgencias lo hizo desistir del tratamiento.
Como este existen más casos, los cuales tienen un elemento en común, el miedo y actitudes repetidas ante una situación estresante, sin embargo, no todo está perdido, pues es un comportamiento que se puede tratar con terapia y entendiendo la nueva normalidad y haciendo actividades que brinden seguridad al momento de salir nuevamente, ya que cada contexto es distinto, pues mientras hubo quienes vieron el confinamiento como una oportunidad, otros lo enfrentaron como una amenaza.
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