El escándalo y la polémica se han desatado, luego de que en el noreste de París, Francia, se construyó un pared para impedir el paso de personas adictas a enervantes puedan pasar por un túnel que une a París con la ciudad periférica de Pantin. Los vecinos denuncian un “muro de Berlín” que los aleja de la capital e impide el libre tránsito.
El poblado de Pantin, un municipio de la periferia norte de París, descubrió el muro que cerró una de las pocas vialidades directas hacia la ciudad, por lo que protestaron indignados. De acuerdo con medios locales, esta barrera fue el resultado de una decisión de la Prefectura parisina de reubicar a cientos de indigentes que viven en carpas en el noreste de la capital, y alejarlos de la población para evitar nuevos disturbios.
La solución es tratar el tema como un asunto de salud
“Hay que entrar en contacto con estas personas, conocerlas, establecer un lazo y proponerles un tratamiento”, aboga León Gomberoff, trabajador social y responsable de proyectos en la organización Aurore que brinda asistencia a las personas adictas al crack en París.
“Disponemos de tratamientos adaptados a la cocaína, pero la forma crack es más adictiva y afecta a personas que están en una situación de precariedad social muy grande. La idea es poder aportar esos tratamientos a esta gente y esto pasa por una cierta tolerancia al consumo porque no se le puede pedir que dejen de consumir de un día para el otro”, agregó el trabajador social, quien no está de acuerdo con la medida del muro.
Los parisinos consideran que el gobierno no ha puesto demasiado empeño en solucionar el problema de raíz, lo que ha ocasionado que los espacios públicos sean usados por los adictos como lugar de establecimiento, lo que ha generado incidentes violentos. Recientemente ocurrió la disolución de la “colina del crack”, donde se concentraban cientos de usuarios de drogas, en el parque público Eole. El viernes pasadose reubicó el campamento en la zona de París que colinda con Pantin.
La decisión causó furia entre los habitantes de Pantin: no sólo por la cercanía de la población drogadicta, sino también por la obstrucción de una calle en la que los vecinos transitaban con frecuencia. Este tema será uno de los principales durante las campañas presidenciales, pues la drogadicción callejera se ha convertido en una disputa política entre el gobierno local, que pide aplicar medidas más humanitarias y el gobierno federal, que pretende imponer "mano dura".
msb