A principios de la segunda mitad del mes de marzo de 2020 muchas personas en el mundo fuimos confinadas en nuestros hogares, esto como una medida para controlar el avance de la pandemia de coronavirus (Covid-19) que ya había causado estragos en países como Italia y España.
Hoy, a un año de que estamos "encerrados", hay quienes pese a la amenaza ya han retomado una vida relativamente "normal", sin embargo otros habitantes del planeta se han visto afectados por el Síndrome de la Caverna y salir de su casa ya no es una opción e incluso intentarlo puede causarles serios cuadros de ansiedad y estrés.
Hasta el momento, a menos que ya se haya recibido alguna de las vacunas contra Covid-19, el mejor método para evitar ser contagiado del coronavirus es permanecer en casa; no obstante esto a larga también perjudica la salud.
A continuación te contaremos en qué consiste el Síndrome de la Caverna que nos afectaría a causa de la pandemia.
¿Qué es el Síndrome de la Caverna?
Se están produciendo casos de personas que tienen miedo a salir a la calle, es lo que se conoce como el Síndrome de la Caverna o de la Cabaña.
Portales especializados en salud pública explican que no se trata de una enfermedad mental sino de un síndrome pues una persona experimenta un conjunto de síntomas y reacciones tanto emocionales, como cognitivas y motoras tras determinada experiencia de vida tal como la pandemia.
El "Síndrome de la Cabaña" conlleva una serie de pensamientos catastrofistas vinculados a lo que se encuentra más allá de los límites del hogar, relacionándose a nivel fisiológico con la emoción de miedo y todas sus manifestaciones como taquicardia, hiperventilación, sudoración así como asociado a una respuesta motora en la que prima la evitación y el escape de todos aquellos aspectos que propicien la aparición de dichas señales.
"El Síndrome de la Cabaña hace alusión al temor y vivencias desagradables que se activan en relación a la exposición real o mental a todo lo que conlleve salir de casa".
¿Cómo superar el Síndrome de la Caverna?
Ante cualquier situación que provoque miedo o ansiedad conviene realizar lo que se denomina “desensibilización progresiva”. Si tengo miedo a subir en ascensor, el primer día observo el ascensor desde fuera; el siguiente entro acompañado con la puerta abierta, luego cerrada. Después se sube o baja un piso acompañado, luego solo, luego varios.
Así resumido puede ser la manera de salir de la cueva. Hay hacer ver lo importante de salir sobre todo para su salud, mostrar que esas salidas se realizan con las medidas de seguridad oportunas para que lo hagan convencidos de estar en un entorno seguro y amistoso. Una salida a la calle, quedándose en la misma puerta para jugar, o dando una vuelta a la calle puede ser un buen comienzo. Al día siguiente un poco más.
En el caso de los mayores siempre deben ir acompañados y si hay que hacer uso de andador o muletas, se hace. Es preferible seguridad y estabilidad al menos al principio y con el tiempo dejará de necesitarse. Los que hemos salido ahora no somos los mismos que nos encerramos hace dos meses.
Hay que ir acostumbrando al cuerpo y a la mente. Los niños lo harán a velocidad supersónica, los mayores a la de un patinete, pero esto no es verdaderamente importante. Lo que importa es querer ser como el de antes de este encierro.
