Las malas energías, para quienes creen en ellas, impactarán de lleno en nuestra vida diaria, haciendo que los quehaceres se tornen cuesta arriba. Y para evitar que las vibras negativas ingresen a nuestro hogar, es menester poner el ojo en los postulados del Feng Shui, que determinará qué acciones evitar para que esto suceda.
En primer lugar, quienes profesan el Feng Shui afirman los espejos son portales energéticos que deben utilizarse con cuidado. Lo más recomendable es tener solo los necesarios y que sean redondos u ovaladas. A su vez, habrá que evitar tenerlos cerca de la cama en la que dormimos porque consumirá energía y no te dejará descansar. En consecuencia, se sugiere tenerlos en una esquina que no se refleje la cama.
Por otro lado, una de las reglas principales para evitar malas energías es la limpieza y esta deberá ser constante y profunda para eliminar energías negativas. En este marco, se sugiere barrer a diario y cada semana realizar una limpieza profunda. Además, habrá que prender algunas varitas de incienso y no dejar ningún rincón sin limpiar: esquinas, debajo y detrás de los muebles, ventanas y cualquier cristal en casa, todo debe ser sacudido. Y en esta misma línea, evitar la acumulación de objetos será crucial, ya que nos atará al pasado y será un obstáculo para avanzar.
En cuarto lugar, un foco de atención será la monocromía, debido a que los colores representan elementos naturales y su energía. En consecuencia, según el Feng Shui, la saturación de un solo color, y sobre todo de colores inadecuados como el blanco, el negro o el café, que son muy bajos energéticamente, tienen como consecuencia un hogar desequilibrado en cuanto a energía y vibras. Lo mejor es que cada habitación tenga el color adecuado y que optes por la combinación de colores que se complementen.
Finalmente, uno de los espacios necesarios que tendremos que abordar dentro del hogar es la cocina. Es que este espacio, de acuerdo al Feng Shui, representa la abundancia. Por lo tanto, para eliminar las malas energías habrá que evitar cuchillos colgantes o fuera de lugar, los alimentos descompuestos, los trastes sucios y la falta de organización, como así también frascos vacíos.