La hipertensión puede afectar distintos órganos, pero los riñones representan uno de los más propensos a sufrir inconvenientes. Es que los riñones ayudan a mantener estables los niveles de presión arterial y un desequilibrio prolongado de la presión afectará el funcionamiento hasta causar una insuficiencia renal crónica, incidiendo en la salud del paciente y causando diversas afecciones.
Se sabe que la hipertensión se presenta cuando la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias del cuerpo es lo suficientemente alta como para ocasionar serios problemas de salud tales como insuficiencia renal, accidente cerebrovascular y aneurisma. Y cuando los vasos sanguíneos se obstruyen o se estrechan, se incrementarán los niveles de presión arterial y forzará a órganos de vital importancia a trabajar al doble de su funcionamiento, como sucederá con los riñones.
El mencionado órgano necesita de sangre para depurar los desechos y el exceso de líquidos. Pero cuando la hipertensión daña los vasos sanguíneos de los riñones, estos funcionan como si una persona estuviera deshidratada, indicándole al cuerpo que retengan sal y líquido. En consecuencia, si la sangre acumula sal y líquido se elevará la presión arterial y causará una falla renal crónica, por lo que dicho ciclo necesitará de un tratamiento para reemplazar el funcionamiento de los riñones, como es el caso de la diálisis.
Este tratamiento es fundamental para garantizar una buena salud y que el organismo no desarrolle uremia, un trastorno que se produce cuando los riñones dejan de procesar la urea del cuerpo por sí solos, de tal modo que los desechos de la orina se acumulan en la sangre y esto puede ocasionar la muerte.
En consecuencia, ante este panorama de hipertensión arterial y problema en los riñones, habrá que prestar atención a distintos síntomas que manifestará nuestra salud, tales como dolor de cabeza, visión borrosa, presencia de sangre al orinar o también olor desagradable. Especialistas añaden hinchazón en piernas, tobillos y pies.