El tiempo es el recurso más justo. Todos tenemos 24 horas al día y aún así con frecuencia suelen escucharse expresiones como ¡no tengo tiempo!, ¡no me da la vida!, ¡ahorita lo hago!, ¡siempre es lo mismo!; sin embargo, al reflexionar sobre ellas es posible que caigamos en la cuenta de que estamos lidiando con la cronopatía, la procrastinación y la rutina. Pero no te preocupes, hay mucho por hacer. Aquí está una pequeña guía para combatir a los enemigos del tiempo y mejorar tu relación con él.
Los tres enemigos
El primero de estos enemigos es la cronopatía. Seguro te ha pasado o has visto a alguien que parece que vive “a mil por hora”, que no descansa y que es sumamente intenso y perfeccionista con sus actividades. Si bien, esto podría parecer un buen hábito relacionado con la productividad, debo decirte que no necesariamente es así, porque la cronopatía, a la larga desencadena estrés que será perjudicial para tu salud.
Tan dañina la cronopatía como su gemela malvada, la procrastrinación, que se entiende como el desperdicio del tiempo, un aplazamiento de las tareas que son importantes y/o urgentes y que derivan en un abandono de responsabilidades, lo que puede acarrear conductas afines a la pereza y causarte muchos problemas en todos los ámbitos de tu vida.
Por exceso (cronopatía) y/o por defecto (procrastrinación), el tiempo también puede verse corrompido por la rutina, que ocurre cuando se ejecutan actividades sin la reflexión necesaria para identificar el valor o sentido en ellas. La rutina es un enemigo del tiempo porque nubla la visión y eso puede generar agotamiento, desmotivación y confusión, por lo que será muy importante que tomes medidas para prevenirla en tu vida.
Cómo luchar contra ellos
Para defenderse de estos enemigos ya mencionados existen varias herramientas que la educación del tiempo ofrece. La primera de estas es el orden. En la medida de lo posible hay actividades que son posibles de agendar, ya sea al día, a la semana o al mes. Una agenda con actividades señaladas de diferentes colores, una alarma, una alerta o incluso aplicaciones especializadas te serán de gran ayuda para recordar los grandes y los pequeños detalles. Bien dicen que, si cuidas del orden, el orden cuidará de ti.
No menos importante es el sentido. A veces es posible caer en la rutina cuando se experimenta un exceso de orden o incluso cuando los días parecen iguales, pero si te pones a pensar y con algo de esfuerzo, por más que los días parezcan “iguales” siempre pueden ser distintos si encuentras en ello un valioso significado. Te recomiendo que al despertar tengas muy presente el porqué y el para qué de lo que haces, ya sea descansar, jugar, trabajar, estudiar o estar con los amigos; también sería bueno que antes de ir a dormir puedas reflexionar sobre lo que hiciste bien y puedas mejorar el día de mañana. Esto además de ejercitar tu inteligencia ejercitará tu voluntad.
Aprende a descansar. Este punto es muy importante; comúnmente se enseña en las escuelas, universidades y empresas a estudiar, hacer la tarea y a trabajar, pero ¿y a descansar? En este apartado podemos incluir no solo el sueño que representa el 33% de tu vida, sino también de los recesos, las vacaciones o los famosos breaks. Recuerda que descansar no es “no hacer nada” sino hacer algo con un menor esfuerzo, con mucho sentido y para conservar energía para cosas más grandes. Sugiero dormir a tus horas, tener una buena alimentación, hacer deporte e incursionar en las artes. En una de esas también encuentras tu vocación.
De la mano del descanso, está el aprender a estar en el presente, en el aquí y en el ahora. No se trata de condenar a la memoria ni de lidiar con la ilusión, pero muchas veces el tiempo libre mal empleado puede derivar en ocio y abrir la puerta a distintos escenarios que no edifican. ¡¡¡Vuelve!!! Irte del presente e ir al pasado o el futuro puede generar ansiedad, tristeza, mal humor y si bien te va, solo perderás el tiempo, mismo que ya no podrás recuperar. Ayúdate haciendo solo una cosa a la vez, concéntrate, reconoce tus emociones y sigue con lo que estabas haciendo.
Tú tienes el poder del cambio
¡Ánimo tú puedes!, no lo olvides. Conservar el ánimo te ayudará a reconocer tus límites e ir más allá de ellos. Un buen manejo del tiempo ayuda a trazar metas alcanzables y medibles. Aprender a ser un campeón de tu vida misma y en lo que te dediques. Fijarte metas ayudará a mantener el entusiasmo y a llenarte de alegría en el día a día. Por ejemplo, si te dejaron de tarea leer un libro de 200 páginas, proponte leer 10 páginas al día y verás que en menos de un mes habrás terminado tu lectura y eso solo te habrá llevado de 15-20 minutos a lo largo de tu jornada. ¡Enhorabuena!
Para finalizar considera que las cosas cuestan y las que valen más, te costarán mucho. Así entonces para tener un mejor manejo del tiempo no solo se necesitará orden, sentido, descanso, estar en el aquí y en el ahora y metas, sino también, mucha paciencia. Bien dicen por ahí que nada precipita más la adquisición de un hábito que querer aprenderlo demasiado rápido. Ser paciente te ayudará no solo a contar tu vida en años, sino también en aquellos momentos que harán de ti una mejor versión.
IL