¿Qué es el Síndrome del Impostor? Es un trastorno psicológico que padecen las personas de edades diversas, es más frecuente en adolescentes. Se caracteriza por tener en extremo baja autoestima, valor personaje y no reconocer los éxitos personales, afecta a 7 de cada 10 personas en alguna etapa de su vida.
Esta condición es más común de lo que se cree, además, una de las causas se desarrolla durante la infancia debido a la crianza de los padres. Esta tiene un gran impacto en el desarrollo personal del niño o adolescente. Muchas veces las expectativas o exigencias en la familia producen inseguridades en el menor.
Los más jóvenes suelen ser vulnerables emocionalmente y son más sensibles a las críticas y opinión de los demás. Además, un adolescente siempre está en la constante búsqueda de la personalidad que puede desembocar en el síndrome del impostor. Algunos de los factores de riesgo son: falta de apoyo familiar, baja autoestima, temor a lo desconocido, experiencias negativas, entre otras.
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Síndrome del Impostor: Síntomas y cómo afecta a tu hijo
El síndrome del impostor muchas veces tiene su origen en la infancia, pues al no cumplir con las expectativas de los padres desarrollará un bajo valor personal. Por más que tu hijo se esfuerce, sentirá que no es suficiente, que son un fraude y no merecen nada de lo que han obtenido.
Algunos de los síntomas son los siguientes:
- Se menosprecian a sí mismos
- Aluden su éxito a la suerte
- Crean estándares imposibles de alcanzar
- No aceptan los elogios
- Miedo al rechazo
- Buscan la perfección en todo
- Baja autoestima
- Minimizan sus capacidades
- Inseguridad
- Autosabotaje
- Crisis de ansiedad
- Se sienten presionados en el trabajo o escuela
- Siempre esperan el fracaso
- Se obsesionan con sus errores
Para evitar este trastorno es importante consultar a un especialista que los ayude a resolver esta distorsión de sí mismos. Además, los padres deben dejar de poner expectativas a sus hijos, o en lo contrario, exagerar sus habilidades o logros que distorsionen sus verdaderas capacidades, pues es importante que aprendan de sus errores sin necesidad de sentirse un fracaso o que deben ser perfectos.