El sueño se presenta según la programación del reloj biológico que tenemos todas las personas y también de algunos hábitos, sin dejar de prestarle importancia a las actividades diarias que llevamos a cabo. Además, luego de la alimentación probablemente tengas ganas de dormir y te marches a la cama a dormir una siesta o a descansar hasta el otro día.
Anteriormente se atribuía esta acción al proceso de digestión, pero una importante investigación de la Universidad de Manchester reveló que la verdadera razón del sueño radica en los efectos que se producen después de la alimentación gracias a las variaciones de glucosa en sangre. Es que el azúcar de las comidas genera una disminución de las orexinas, quienes tienen injerencia en la regulación del ciclo cotidiano del sueño.
“Nuestra energía se concentra en la digestión y otras partes del cuerpo lo resienten. El flujo sanguíneo se envía hacia los vasos sanguíneos del aparato digestivo para absorber los nutrientes y, por ende, el paso de sangre al cerebro y otros órganos disminuye”, explican desde el seno del estudio. En consecuencia, si deseamos eliminar esas ganas de dormir después de comer, será fundamental evitar algunas comidas.
Esto se debe a que existen productos con alto contenido de triptófano, que es un aminoácido que nos conduce al sueño después de la ingesta. Es por eso que los expertos recomiendan reducir el consumo de cerdo, pollo, ternera, atún, salmón, leche, quesos, cereales como la avena y frutos secos como las avellanas. Con estos consejos, dejarás de tener ganas de dormir luego de haber almorzado o cenado.
Sin embargo, si deseamos dormir mejor, independientemente de la alimentación, los mismos expertos sostienen que es vital conciliar el sueño durante la noche y evitar siestas de larga duración durante el día. En este último caso, el tiempo sugerido es de media hora. Además, otra alternativa será realizar actividad física, ya que durante la noche nos permitirá estar más relajados.
