El ejercicio es una actividad muy importante para mantener la salud física, mental y emocional de las personas. Y aunque sus beneficios son muchos, el no hacerlo correctamente también puede traer consecuencias para la salud. Por eso, es importante saber qué se necesita antes de la actividad física.
Uno de esos requerimientos es el de preparar al organismo antes de la actividad física. El calentamiento es muy importante para que el cuerpo se prepare antes de hacer algún esfuerzo. Así se consigue que la sangre fluya y que la elasticidad aumente. Además, haremos a un lado cualquier posible lesión.
Un buen calentamiento se compone de dos partes, el muscular y el dinámico. Esto significa que primero prepararemos a los músculos y las articulaciones, para después prepararnos en lo que se refiere al propio ejercicio.
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¿Cómo calentar antes del ejercicio?
Lo primero que haremos será buscar la activación de los músculos y articulaciones. Ahí se contempla el cuello, los hombros, las rodillas, los tobillos y las manos. Muévelos de manera circular y de atrás hacia adelante, para acostumbrarlos al trabajo que harás.
Después estira las piernas e intenta tocar las puntas con las manos, sin doblar las rodillas. Este ejercicio los puedes hacer sentado o parado, pero es muy importante que no dobles las rodillas. No todas las personas pueden alcanzar sus pies con las manos, pero es importante esforzarse y llegar lo más adelante posible.
Pon las manos en la cintura y la espalda recta. Levanta la pierna y trata de tocar el pecho con el muslo. Sujétala con las manos y mantente unos segundos. Hazlo con la otra pierna también.
Junta las rodillas y haz movimientos circulares, flexionando un poco las piernas. Mantén la espalda recta en todo momento.
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Después de eso sigue el calentamiento dinámico. El básico es el de el movimiento, si tu ejercicio será trotar puedes caminar cinco minutos de manera rápida. Si vas a correr, puedes trotar un poco y acostumbrar a tu organismo al ejercicio.
Otra buena opción es hacer jumping jacks, sentadillas, tijeras o lagartijas. Son pocas repeticiones, pero alternadas para poner a trabajar a todos los grupos musculares.
En algunas ocasiones, estos ejercicios son la propia actividad principal física, entonces puedes optar por calentar caminando y trotando. Lo más importante es trabajar todas las partes del cuerpo y no forzar ninguna. Poco a poco aprenderás a escuchar a tu cuerpo.