La figura de la sultana Hurrem, también conocida como Roxelana, es una de las más enigmáticas y controversiales de la historia otomana. En un tiempo donde las intrigas y las pasiones políticas se entrelazaban en el esplendor del Imperio Otomano, esta mujer se alzó como una de las más poderosas y enigmáticas figuras de su época.
La sultana Hurrem, la única esposa legítima del Sultán Suleiman el Magnífico, trascendió las barreras impuestas por el harem otomano para convertirse en una influencia política sin parangón en la historia de este imperio. Durante casi tres décadas, gobernó el harem como su líder indiscutible, sentando un precedente único en una sociedad patriarcal.
Una mujer que marcó la diferencia
Su inteligencia y astucia la catapultaron como la principal asesora del Sultán Suleiman, un hombre cuyo reinado dejó una huella indeleble en la historia. Nacida en el pueblo ruteno de Rohatyn, que hoy se encuentra en Ucrania, Hurrem era hija de un párroco de la Iglesia ortodoxa, un origen que la llevó a una vida de esclavitud en el harem otomano.
Sin embargo, Hurrem no fue una figura unidimensional. A pesar de las controversias que la rodearon, su vida estuvo marcada por dos caras igualmente contrastantes. Por un lado, se le atribuye indirectamente la ejecución de Pargali Ibrahim Pasha y Sehzade Mustafa, actos que han arrojado sombras sobre su legado. La acusaron de ser la artífice de estas muertes, aunque las pruebas son ambiguas.
Lejos de los rumores
Por otro lado, Hurrem dejó un legado de caridad y benevolencia que le ganó el respeto y la estima de las mujeres, los niños y los pobres de su tiempo. Su türbe o mausoleo descansa junto al de su esposo, el Sultán Suleiman, en la Mezquita de Süleymaniye de Estambul, una eterna muestra de su influencia y su papel en la historia otomana.
Los embajadores europeos de la época retrataron a Hurrem como una mujer pelirroja de ojos verdes (o azules) y tez blanca, una descripción que añade un toque misterioso a su figura. Conocida como "alegre" o "sonriente" entre el harem debido a su temperamento vivaz, Hurrem no pasó desapercibida ante los ojos del Sultán Suleiman, el Magnífico.
El amor triunfa
La historia de amor entre Hurrem y el Sultán Suleiman se convirtió en una leyenda. Las versiones varían, pero todas cuentan una historia de atracción y encanto mutuo. Desde el encuentro casual donde el Sultán Suleiman quedó cautivado por su hermosa voz hasta la elección de Hurrem por parte de la madre del Sultán Suleiman para complacer a su hijo, la relación entre ambos se ha convertido en una epopeya romántica que ha perdurado en la memoria histórica.
En definitiva, la figura de la sultana Hurrem es mucho más que los matices de sus acciones controvertidas. Su legado es un testimonio de la complejidad de la historia y cómo las figuras históricas no pueden ser juzgadas en blanco y negro. La sultana Hurrem fue, en última instancia, una figura intrigante y poderosa que dejó una huella imborrable en la historia otomana.
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