Con una carrera de casi 70 años, Clint Eastwood es uno de los actores más reconocidos en la historia de Hollywood. Su presencia en la pantalla en más de 72 productos cinematográficos y de televisión así como más de cuatro decenas de veces que ha estado detrás de bambalinas como director o productor lo han hecho merecedor de una de las carreras más sólidas.
Su verdadero nombre es Clinton Eastwood Jr., el cual comparte con su padre, un trabajador de la metalurgia que se esforzó durante años para mantener a su familia y tuvo la fortuna de ver a su hijo triunfar. Las raíces de esta familia los sitúa como herederos de una familia de peregrinos puritanos que llegaron a Estados Unidos en 1620 desde el famoso barco Mayflower.
Era un monstruo desde pequeño
A lo largo de su vida hubo dos apodos que marcaron la vida del actor y la forma en la que era percibido por los demás. El primero de ellos lo ganó a unos segundos de nacer. Con un peso de más de cinco kilogramos, algo atípico en los recién llegados al mundo, las enfermeras del hospital que lo recibieron decidieron ponerle un mote.
Fue desde entonces que lo llamaron "Sansón", al considerarlo un coloso a lado de otros bebés. Esta característica física lo hizo resaltar rápidamente de los niños de su edad, ya que su ritmo de crecimiento siempre fue acelerado. Ya en la edad adulta llegó a medir un metro con 93 centímetros.
Su imponente porte hizo que Hollywood volteara a verlo y se le ofrecieran algunos papeles secundarios; sin embargo, en varias ocasiones se puso en duda su capacidad de actuar, sobre todo porque solía hablar con un ritmo pausado que a muchos les hacía parecer que era un gigante menos dotado que otros artistas.
Una mirada muy criticada
El único de los sobrenombres que se ganó en la industria también marcó una de sus primeras frustraciones en el cine, debido a que era considerado por muchos un actor de poco talento que solamente sabía hacer una expresión. Por tal razón, era llamado "Clint the Squint", que podría traducirse como "Clint El Bizco".
Esto se debía a que en los papeles que interpretaba solía ser visto con los ojos entrecerrados. No fue sino hasta 1959 que interpretó a Rowdy en la serie Rawhide de la CBS que comenzó a tener renombre, pese a que odiaba el papel al considerar que estaba encarnando a un hombre tonto y complaciente.
No obstante, esta interpretación lo llevó a participar en uno de sus filmes más reconocidos: Por un puñado de dólares, en el cual siguió repitiendo su característico gesto con los ojos, pero en el cual pudo ponerse la piel de un hombre de valores cuestionables y, por lo tanto, con una personalidad más profunda.
Logró que dejaran de encasillarlo
Pese a que las críticas siguieron para el actor, él se centró en perfeccionar sus capacidades al punto de que con Thunderbolt and Lightfoot fue nominado al Oscar por Mejor actor de reparto, premio que no ganó, pero lo colocó en la más alta palestra junto a sus colegas.
Este galardón llegaría para él por la vía de la dirección en 1992 gracias a su trabajo tras bambalinas en Unforgiven y dos años después se llevó el Premio Irving Thalberg, el cual se brinda a las estrellas más relevantes e históricas de la industria.
Los comentarios sobre sus expresiones con los ojos dejaron de ser una crítica y se convirtieron en un chiste que celebró la carrera del artista, quien por cierto volvió a ganar la estatuilla de La Academia con Million Dollar Baby, la cual le repitió el triunfo como Mejor director y en la que se encargó de la banda sonora, la interpretación de uno de los papeles principales y de la producción.
A sus 92 años años, Eastwood es una de las leyendas vivas de Hollywood, su legado ha dejado cientos de horas de entretenimiento para sus fanáticos y su labor frente y fuera del foco de las cámaras lo ha hecho una de las figuras más queridas de la industria.
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