La década de 1990 fue una de las más fructíferas para el cine de acción, en donde actores como Sylvester Stallone, Jean-Claude Van Damme y Arnold Schwarzenegger protagonizaron filmes que se posicionaron como unas de las favoritas, y que incluso lograron recaudar millones de dólares durante su exhibición en cines.
Sin embargo, en 1993 se estrenó El último gran héroe (Last Action Hero), uno de los filmes más ambiciosos de Arnold Schwarzenegger, que habría sido supuestamente boicoteado por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y que dejó una pérdida financiera de 26 millones de dólares.
Meses después del estreno del filme, que fue dirigido por el emblemático John McTiernan —con quien habría trabajado Arnold en Depredador (1987)—, Schwarzenegger culpó del mal desempeño de la película a la prensa y a la elección del presidente demócrata Bill Clinton, quien supuestamente influyó en el público al decir que las estrellas del cine de acción de la década de 1980 eran "vulgares".
Al final, El último gran héroe (Last Action Hero) únicamente recaudó 137 millones de dólares, cuando el costo de su producción había sido de más de 85 millones de dólares, esto además de decepcionar al elenco, impactó en la distribuidora Columbia Pictures.
Con el paso de los años y con los analistas de cine, la película se hizo de culto, porque además de que ser una critica y sátira del cine de acción, el filme usaba recursos técnicos y de efectos especiales nunca antes vistos.
Incluso, en 2019, Schwarzenegger dijo que estaba dispuesto a trabajar en una secuela El último gran héroe (Last Action Hero), pero hasta la fecha no se ha confirmado o negado nada, por lo que será cuestión de esperar si es posible que se reviva a este personaje del exfisicoculturista.
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