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Pedro Infante y su conmovedor gesto que tuvo con un grupo de niños

El ídolo del cine y la radio siempre fue muy cercano al pueblo, por esa razón es uno de los personajes más queridos de todos los tiempos

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La cinta "Dos tipos de cuidado" fue un gran éxito del cine mexicano en la década de los 50; ahora es todo un clásico (Foto: Especial)

El gran cantante y actor Pedro Infante, es uno de los personajes más populares y queridos por todo el pueblo mexicano, a Pedro puede uno odiarlo o quererlo, pero muy pocos desconocen de quien se trata.

Cantante de música ranchera, aunque también con grandes dotes para otros géneros como el Huapango o el Bolero, gran actor de cine de la época dorada en México, y precursor de los grandes ídolos en la radio mexicana, en suma, un verdadero “showman” que ha trascendido a lo largo de los tiempos.

Para nadie es un secreto que Pedro Infante tenía un carisma a toda prueba, simpático, galante, gran amigo y excelente compañero, lo que a la postre le abrió las puertas para participar en diversos proyectos junto con otros compañeros de profesión.

Así es como en el primer lustro de la década de los 50, Pedro unió voces y talento con otra figura de renombre, el cantante Jorge Negrete, con quien compartió créditos en la cinta “Dos tipos de cuidado” de 1952.

Luego de su colaboración conjunta en el cine y que se llevó los aplausos del público y las ganancias para las productoras, ambos decidieron participar en un proyecto para teatro, cosa que a la que ninguno se negó y así nació el espectáculo musical en el extinto Teatro Lírico de la ciudad de México.

El gesto que conmovió a México

El espectáculo en el que participaban ambas figuras era uno de los que mayor expectativa causaba en aquel tiempo, no solo en la ciudad sino en todo el país, por tal motivo los boletos se terminaban muy pronto y había que esperar por largas horas en la fila de la taquilla para poder obtener uno.

En ese contexto cuentan los biógrafos del cantante sinaloense que en una ocasión les hizo la noche a cuatro niños que esperaban entrar a ver el espectáculo de Infante y Negrete, uno de ellos, vendedor de periódico, muy humilde y fan de Pedro.

El niño un día convenció a sus amigos para que fueran a ver el show de ambas figuras en el Lírico, sin embargo, cuando llegaron no encontraron boletos, lo que los hizo ponerse muy tristes, y no les quedó más remedio que quedarse sentados en la escalinata, mientras decidían emprender el viaje de regreso a sus casas.

Sin embargo, unos segundos después apareció frente a ellos, el mismo Pedro Infante, quien llegó para prepararse y dar su función a lado de Negrete. Al ver sentados a los cuatro amigos, les preguntó qué hacían ahí, y entre todos le comentaron que se habían quedado sin boletos para verlo a él y a Jorge.

La respuesta del cantante no se hizo esperar, y fiel a su carisma los invitó a su camerino, ahí les regaló dulces, chocolates, y les preguntó sobre su vida, mientras él se preparaba para entrar al escenario.

Al final, los cuatro vieron el espectáculo justo a un lado del escenario, con golosinas gratis, y en un sitio privilegiado, hecho que dejó marcado al humilde muchacho vendedor de periódicos y a sus amigos.

Y es por esos detalles, que el ídolo de Guamúchil, Sinaloa, se ha ganado el aprecio y cariño de millones de mexicanos a lo largo del tiempo.

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