Fermín Revueltas comenzó a pintar su primer mural en diciembre de 1922 y lo terminó hacia junio de 1923. Por su trabajo destacó no sólo por su innovadora propuesta formal, sino también por el tema que abordó: el mestizaje. Por ello, el artista que pertenece a la estirpe de “Los Revueltas Sánchez”, es considerado precursor del muralismo mexicano.
El hermano de Silvestre, el compositor; José, el escritor; Rosaura, la actriz y bailarina; y Consuelo, la pintora, nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 7 de julio de 1901. En 1917, debido al conflicto revolucionario, Fermín fue enviado, junto con su hermano Silvestre, al Saint Edward’s University en Austin, Texas. Al año siguiente continuaron sus estudios en el Instituto de Arte de Chicago. Para 1920, regresó a México para incorporarse a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Chimalistac y fue director de la escuela José María Velasco en Villa de Guadalupe.
Estuvo activo en la Unión de Trabajadores Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores y adoptó las proposiciones estéticas del movimiento literario de los "Estridentistas".
Participó en la primera etapa del muralismo, pintando una alegoría religiosa en encáustica para la entonces Escuela Nacional Preparatoria en 1923, hoy Colegio de San Ildefonso. Lo tituló Alegoría de la Virgen de Guadalupe y es la representación alegórica de la tradicional veneración que se le rinde a la Guadalupana en nuestro país, con hombres y mujeres con características diversas.
En sus producciones artísticas (obra mural, pintura de caballete, viñeta e ilustración) destacaron las diversas luchas sociales mexicanas, los oficios industriales, así como referencias a los elementos naturales y las mitologías cosmogónicas, cuyos discursos —herméticos e iniciáticos— proceden del simbolismo y el decadentismo finisecular del siglo XIX, entre ellas destacan: La indianilla, Puerto, Alegoría a la producción, Alegoría a la Virgen de Guadalupe, Bañistas, Danza de Yautepec y La danza del venado, entre otras obras.
Además, también destacó como fotógrafo y fue partícipe del surgimiento de lo que se conoce como fotografía moderna mexicana, disciplina en que Revueltas, lo mismo escudriñó la vida cotidiana que la arquitectura, mercados, todo lo animado y afectivo como ríos, veleros; animales como mulas y bueyes, danzantes, además de los Judas, así como fotos de familiares y autorretratos.
A pesar de su temprana muerte, el 9 de septiembre de 1935, Revueltas dejó un gran legado que mostraba un México moderno que atravesaba por nuevos ideales de izquierda.
EEZ