Solange Lebourges (París, 1951) es una bailarina, pilar de la escena de la danza mexicana, que durante veinticinco años formó parte del Ballet Teatro del Espacio (BTE), una de las mejores compañías de danza contemporánea, fundada y dirigida por Gladiola Orozco y Michel Descombey.
A lado de los bailarines y coreógrafos, Solange se convirtió en una leyenda de la danza, capaz de ligar las reflexiones filosóficas y sociales al lenguaje del cuerpo, y, con ello, ocuparse no sólo de la técnica sino también de sus propias búsquedas intelectuales.
Su experiencia en México y en el BTS lo concentró en el libro Lo bailado, nadie me lo quita publicado primero en 2008 por Conaculta y ahora por Editorial Nicolasa, sello especializado en danza; en su tercera reedición, la bailarina franco mexicana añade nuevos ensayos autobiográficos y suma 50 textos en los que, en su mayoría, abordan su vida dentro del BTE, cuya danza “le permitió comprender que un movimiento libre, también es un tipo de lenguaje”.
“El ambiente del ballet de Orozco y Descombey siempre me pareció ideal, me atraía su visión de la danza; la comunidad y el arte eran elementos que, combinados, lograban proyectar a la sociedad y, con ello, potenciar la expresión de los cuerpos, haciendo de la danza un destino y una forma de estar en el mundo”, explicó.
Lebourges, protagonista de obras emblemáticas de Descombey, como La ópera descuartizada, hace un homenaje a quienes fueron testigo de su formación y de su danza. “El BTE fue un proyecto que no sólo reavivó el impulso creativo en la danza mexicana, también generó inquietud entre coreógrafos y bailarines por buscar estilos y afinar la preparación técnica; Michel y Gladiola fueron tenaces en vincular la danza con realidades emotivas y sociales profundas que indagan en la depuración técnica”.

El libro, que se enriquece con las nuevas experiencias de alguien que dedicó su vida a la danza, tiene también la mirada de una docente que ve con asombro la formación de las nuevas generaciones de bailarines.
La también Medalla Bellas Artes (2004) contó que esta reedición se divide en tres partes: la primera que da cuenta de lo que representa la decisión de convertirse en bailarín; la segunda que tiene que ver con cómo es la vida cotidiana; y la tercera relacionada con la metamorfosis y el retiro del escenario”, esta última, dijo, quizá la parte más dolorosa de su vida “cuando bailas sabes que algún día te vas a retirar, y aunque siempre eres consciente de ello porque un día tu condición física no te va a dar, representa una pérdida de identidad, al menos en mi caso así fue porque la danza es todo lo que soy”.
Por último, compartió que el libro es una posibilidad de ver más allá de lo que aparece en escena, de comprender cómo se construyen un bailarín a sí mismo, de la importancia de las clases diarias, de la disciplina, de la confianza en uno, en otro y en los otros -porque la danza es un acto de colectividad-, de la memoria del cuerpo… representa abrir el telón”.
Solange Lebourges comenzó a tomar clases de ballet cuando tenia siete años con grandes leyendas de la Ópera de París como Suzanne Lorcia; después llegó a México en 1978 y en 1980 se sumó al BTE, y a partir de 1984 fue primera solista e intérprete de las obras del maestro Michel Descombey, en particular: Silencio, Ofelia, Sinfonía Fantástica, Pavana para un amor muerto, El miedo y Sonata; posteriormente, se convirtió en docente de la compañía hasta 2009, cuando cerró.
En 1969 recibió el segundo lugar del Premio de la Scène Française; en 1984 el Premio de la Unión de Críticos y Cronistas de Danza y Música por su interpretación de Silencio, de Michel Descombey; en 2004 la Medalla de Bellas Artes, y, en 2018, fue nombrada Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del gobierno francés.
POR AZANETH CRUZ
EEZ