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Pumas, a 10 años del último rugido de Liga en Ciudad Universitaria

El equipo felino levantó su más reciente trofeo en el torneo Clausura 2011

DEPORTES

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El equipo felino levantó su más reciente trofeo en el torneo Clausura 2011. Foto. Especial Créditos: Especial

Hoy se cumplen 10 años del último gran grito de la afición universitaria. El calor sofocante que caía al mediodía del domingo 22 de mayo de 2011 sobre la cancha del Estadio Olímpico parecía apagar las ilusiones de dos equipos que requerían de un chispazo, de una jugada fuera del guion para definir un partido que olía a tiempos extra, a pesar del ímpetu de los participantes.

Y esa jugada diferente llegó. Era el minuto 76 y Pumas robó la pelota para tratar de bajarle el ritmo al conjunto de Monarcas Morelia. Y la llevó por sector derecho donde Emilio Orrantia no se animó a meterse al área ante la marca de la zaga local.

El que sí lo hizo fue Javier Cortés, que agarró el balón tras el pase de su compañero sobre el corredor derecho. En un momento de inspiración, como no se le había visto nunca, ni se le volvió a ver después, aceleró y se quitó a un contrario. Ya encarrerado dentro del área, tuvo la energía para eludir a otros dos rivales, haciendo un par de túneles, y sacó un disparo potente que dejó sin oportunidad al portero Federico Vilar.

Con ese gol, el equipo universitario ganó 2-1 al cuadro michoacano y logró su séptimo y más reciente título de liga. Antes, durante el primer tiempo, Francisco Palencia, de penalti, al 14’, había abierto el marcador, y 12 minutos más tarde, Jaime Lozano, un tipo hecho en CU, empató 1-1 por la misma vía.

Y tres días más atrás, la serie había quedado en suspenso, luego de un igualada 1-1 en el Estadio Morelos.

Aún eran las épocas de los famosos grupos en el futbol mexicano, y Pumas llegó a la fase final como líder del Sector 2, donde superó, entre otros, a su rival de la final. En cuartos de final, el gol de visitante le ayudó para avanzar sobre Monterrey en un marcador global de 3-3, y en semifinales se impuso a las Chivas por 3-1.

Era el tiempo de los Pikolines, los hermanos Alejandro y Marco Antonio Palacios, que después de varios años de luchar, habían encontrado su sitio en el once azul y oro, apoyados por el capitán puma, Darío Verón. También de Efraín Velarde, de un joven David Cabrera, y una delantera sudamericana que en aquel entonces levantaba respeto con Martín Bravo y Dante López.

“En el plano personal fue un sueño hecho realidad, ya que desde niño me imaginaba jugando una final con mi hermano Alejandro, y a partir de ahí fue un punto de inflexión, porque nuestras carreras se consolidaron”, es como recuerda Marco Palacios esa tarde de CU en palabras para El Heraldo de México.

“Fue una gran alegría para nosotros, luchamos mucho para llegar a esa final. Ese día mostramos la garra, la unión, el carácter y la fuerza que caracteriza a los equipos de Pumas y le dimos satisfacciones a la gente. Memo Vázquez fue un gran entrenador para nosotros y siguió la línea trazada por el Tuca”, añadió.

También fueron los últimos meses de Palencia, un jugador nacido en Cruz Azul, pero que terminó su carrera impregnada con la piel dorada, algo que lo terminaría marcando para siempre cuando se retiró en noviembre de ese 2011.

Después de ese 22 de mayo, Pumas no ha vuelto a levantar un trofeo de liga. Tuvo dos intentos notables, el primero en el Apertura 2015 donde alcanzó a empatar en casa un 0-3, pero terminó cayendo ante los Tigres del Tuca Ferretti (otro hecho en CU), y de André-Pierre Gignac.

Y en diciembre pasado, en el Guard1anes 2020, cuando después de hacer historia con la mayor voltereta que se haya visto en las liguillas, ese 4-0 en semifinales ante Cruz Azul, su futbol no dio para vencer a León que se impuso por un global de 3-1.

Fuera de esas dos finales, el cuadro del Pedregal ha llegado a seis liguillas, de donde no ha habido nada que contar a casa.

“No sé qué ha pasado últimamente en el equipo, la verdad es que tendría que estar ahí para poderlo explicar. Cuando me retiré, la cantera seguía funcionando muy bien, pero ahora lo ignoro. Ojalá pudiera regresar algún día, como técnico o como directivo, para aportar algo más a Pumas, porque es mi casa y le tengo cariño”, finalizó Palacios.

POR ÓSCAR ZAMORA

MAAZ