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Inteligencia artificial y creación literaria: ¿aliados o rivales?

La irrupción de la inteligencia artificial requiere una combinación de reformas legales, acciones técnicas y estrategias editoriales

Inteligencia artificial y creación literaria: ¿aliados o rivales?
En los últimos años, los generadores de texto basados en inteligencia artificial, como el ChatGPT de OpenAI, han demostrado una capacidad cada vez mayor para crear algún contenido literario. Foto: Cuartoscuro

Así nos tocó vivir, en la era del vértigo de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Entre muchos de sus impactos en la vida cotidiana se encuentra, a partir de apenas algunas semanas, el de los generadores de textos apoyados con IA como el Chat GPT4 y DALL-E de Open AI, Bing de Microsoft, Ernie de la Baidu china, Sberbank Al Lab ruso. La noticia y sus aplicaciones fueron permeando como humedad en el mundo con su consiguiente necesidad de información veraz al respecto. En el ámbito de la creación artística y específicamente en la literaria, se encontraron de frente dos planteamientos: ¿Puede la inteligencia artificial competir con la creatividad humana y, en última instancia, reemplazar a los escritores? ¿O existe una zona neutral de potencial colaboración entre la IA y los autores para enriquecer y expandir la creatividad humana?

En los últimos años, los generadores de texto basados en inteligencia artificial, como el ChatGPT de OpenAI, han demostrado una capacidad cada vez mayor para crear algún contenido literario. No obstante, la tecnología todavía tiene sus limitaciones, como la falta de empatía, comprensión y comunicación emocional, así como de consistencia literaria en la realización de los objetivos solicitados. Noam Chomsky sostiene, en un reciente artículo para el New York Times, que los generadores de textos difieren profundamente de la forma en que los seres humanos razonan y utilizan el lenguaje y que esas diferencias imponen limitaciones significativas a lo que pueden hacer, codificándolos con defectos inerradicables y carentes de marcos éticos bien delimitados. En el mismo sentido, durante la Cumbre del Gobierno Mundial en Dubai, Ellon Musk hizo énfasis en la doble cabeza del cancerbero de la inteligencia artificial: una gran promesa de capacidad y aportes sociales, pero también una amenaza ante la libertad ética y normativa con la cual ha surgido.

Hay una corriente de opinión entre escritores y editores que, en lugar de preocuparse por la posibilidad de ser reemplazados, sugieren ver a la inteligencia artificial como una oportunidad para explorar nuevas formas de narrativa y llegar a un público más amplio. La IA, utilizada como asistente de investigación virtual, tendría el potencial de incentivarlos a generar ideas, ampliar estilos narrativos y experimentar con nuevas estructuras y géneros literarios.

Eso suena razonable, pero el problema radica en la preferencia de algunos otros por el atajo rápido para la producción masiva de obras, el hambre de reconocimiento social, la obsesión por aumentar sus ventas de ejemplares y la falta de ética para recurrir a la IA aunque esto implique plagio.

¿Cuál es el escenario para 2023?

De seguir las cosas como están no es difícil predecir que habrá un aumento en la utilización indiscriminada de la IA en la creación literaria; en las demandas de derechos de autor y la lucha contra el plagio por parte de los escritores originales y las editoriales; y en el consumo de obras IA por parte de algún sector de los lectores con el consiguiente movimiento en las tendencias en la industria editorial en relación a las obras humanas.

Para enfrentar lo anterior, habría que considerar las siguientes alternativas.

1) Iniciativas para reformar y adicionar la Ley del Derecho de autor que: a) tenga como objetivo la definición clara de la autoría y propiedad intelectual en el contexto de la inteligencia artificial. Esto podría implicar establecer criterios para determinar cuándo una obra generada por IA incurre en una violación del derecho de autor de un autor humano. b) regule el uso de generadores de texto y otras tecnologías de IA en la creación literaria, estableciendo límites éticos y restricciones en su aplicación y exigiendo a los usuarios obtener licencias o permisos específicos. c) establezca modelos de licencias y compensación específicos para obras generadas por IA, asegurando que los autores reciban una compensación adecuada por el uso de sus obras en la formación de algoritmos de IA o como base para la creación de contenido generado por IA. d) fortalecer el recurso legal de los escritores para demandar la violación a su derecho de autor a través de mecanismos tecnológicos para detectar el plagio.

2) La industria editorial tendría que llevar a cabo una estrategia de acciones técnicas específicas para: a) desarrollar tecnologías antiplagio avanzadas basadas en IA capaces de identificar no solo el plagio directo sino también la similitud de estilo, temas y estructuras narrativas en obras generadas por IA. b) establecer estándares y protocolos de autenticidad para garantizar que las obras que publican sean originales y no generadas por IA. Esto podría incluir la implementación de sistemas de verificación y validación en todo el proceso editorial, desde la recepción de manuscritos hasta la publicación. c) formar y concientizar a autores, editores y otros profesionales literarios para ayudarles a entender las implicaciones de la inteligencia artificial en la creación literaria y cómo proteger sus derechos de autor en este contexto. d) concretar alianzas con desarrolladores de IA para crear herramientas y soluciones que permitan un uso ético y responsable de la IA en la creación literaria y protejan los derechos de autor de los autores. 

3) Ampliación de enfoques en la educación y la formación de escritores: Los programas de escritura y educación literaria podrían adaptarse para enseñar a los autores cómo trabajar éticamente con las tecnologías de inteligencia artificial y aprovecharlas en beneficio de sus obras. Además, se podrían desarrollar nuevos enfoques educativos para fomentar la creatividad y la innovación en la escritura en un mundo cada vez más dominado por la IA.

En resumen, la creación literaria y la protección del derecho de autor en la era de la inteligencia artificial requerirá una combinación de reformas legales, acciones técnicas y estratégicas por parte de la industria editorial y nuevos enfoques educativos y de formación para escritores. Al abordar estos desafíos de manera proactiva y colaborativa, podríamos asegurar un presente y un futuro en el que la creación literaria siga siendo una expresión auténtica y original de la imaginación y la creatividad humanas.

POR FERNANDO VIVEROS 

NOVELISTA Y ABOGADO 

 

LSN

 

 

 

 

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