CÚPULA

Elena “Elenísima” Poniatowska. Una conversación

Después de casi dos años de amadrinar este suplemento, la escritora charla con cúpula a propósito de su cumpleaños 90

CULTURA

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Elena Poniatowska con Felipe y Paula. Sur de la Ciudad de México, 1971Créditos: Rogelio Cuéllar

Hace unas semanas, justo en la celebración del Día de las madres, conversamos con la maestra Poniatowska. La llamada me recordó la realizada en plena pandemia, en julio de 2020. En esa ocasión, Elena fue muy entusiasta al escuchar que iniciaríamos el proyecto de Cúpula, en el marco del centenario de Juan Soriano. Ese fue el primer número de este suplemento cultural y la escritora nos “amadrinó” con un texto inédito que publicamos el 18 de agosto de 2020. Han pasado dos años y Elena “Elenísima”, también muy entusiasta accedió gozosamente a hablar con nosotros.

Salvador Vera: Muchas gracias, Elena por atendernos y estar con nosotros. ¿Cómo llega Poniatowska a los 90 años?, ¿cuál es su estado en este momento: emoción, alegría, qué nos podría decir?

Elena Poniatowska:  Bueno, también de sorpresa, porque no entiendo. ¿Por qué o cómo logré?, o ¿por qué sobrevivo a mis compañeros de trabajo?, a José Emilio Pacheco, a Carlos Monsiváis, a Vicente Rojo, porque con ellos trabajé todos los lunes de mi vida, desde hace miles de años en el suplemento cultural; primero de Novedades y en Siempre y entonces me sorprende muchísimo sobrevivir, porque ellos eran más jóvenes que yo —les tocaba a ellos, me tocaba a mí lo que a ellos les sucedió— entonces es un pensamiento que me sorprende y desde luego me duele. Yo finalmente tuve una vida —tengo—, bueno no me he muerto, tengo una vida privilegiada ¿no?, porque siempre cuento con ayuda, ahora de Martina que me da de comer y barre la calle.

SV: Usted fue nuestra madrina en el suplemento Cúpula, que iniciamos en pandemia. Casi llegamos a nuestro segundo año, Elena. Empezó siendo un suplemento de 16 páginas, con una versión digital; hace poco tuvimos que adaptar su tamaño para seguir adelante. Estamos convencidos en este formato de divulgación de contenidos. ¿Qué nos puede decir acerca de este tipo de publicaciones?

EP: Es importantísimo, los suplementos culturales son una lectura ágil. Yo vi a muchos jóvenes en autobuses, y luego en tranvías, leer suplementos culturales, los que no podían comprar un libro pues se asesoraban o se instruían a través de ellos; tenían a sus autores favoritos. Yo todavía conservo cartas de muchachos, muchachas, que me decían tengo 18, tengo 19, tengo 25 y leo las entrevistas o leo las crónicas, leo a Monsiváis, leo a José Emilio Pacheco y a través de ellos se dirigían a las librerías a comprar libros; entonces realmente los suplementos eran el “piquete”, el aliento que los llevaba hacia la literatura y hacia la cultura; poder incluso apreciar esculturas, pinturas de los grandes creadores de ese  momento como Diego Rivera, era un formidable empujón hacia todo lo que es otro mundo, un
mundo muy estimulante como es el de la creación.

SV: Hasta no verte Jesús mío (1969) es un trabajo en el que le da voz a un personaje entrañable; con un lenguaje magistral convierte al propio lenguaje en protagonista con temas muy actuales: la migración, la mujer y la identidad de Palancares en procesos de marginalización de la Ciudad de México.

EP: En el caso de Jesusa Palancares, la protagonista de Hasta no verte Jesús mío, después de la Revolución en la que ella participó como soldadera, migró a la Ciudad de México y como muchísimas otras mujeres entró a trabajar en casas particulares, donde su destino dependía totalmente del carácter, del modo de ser de la patrona, la dueña de la casa en la que ella vivía. Ella trabajó en edificios de departamentos, sobre todo en el centro, en la calle de Revillagigedo; platicaba de cuando a su vez convivía y hablaba con otras lavanderas; porque antes no había lavadoras, se lavaba en unos lavaderos de piedra muy bonitos que estaban acanalados para que se pudiera tallar mejor la ropa y luego se tendía al sol, al viento, y las sábanas tenían un sonido precioso cuando les daba el viento y luego cuando se secaban al sol. Yo lo veía claro, como niña consentida, niña bien, lo veía poético: todas esas sabanas secándose al sol, encima de los edificios.

SV: Es también un trabajo sobre las mujeres, el personaje es una mujer, Palancares llega a trabajar con mujeres; la visión de usted, mujer.

Retrato de Elena Poniatowska Amor, autor desconocido, 1976. (Créditos: Imagen de la colección del acervo de la Fundación Elena Poniatowska Amor A.C.)

EP: También la mujer en la Revolución Mexicana. Nellie Campobello, una gran, gran escritora, escribió Cartucho: Relatos de la lucha en el Norte de México, también Las manos de mamá dos excelentes relatos sobre la mujer en la Revolución Mexicana; las consideraban casi prostitutas, seguían al soldado, pero tenían la ventaja de que, si se moría su soldado podían escoger otro, si querían podían seguir con la tropa. Entonces, estas mujeres realmente fueron admirables; muchas incluso tuvieron hijos en las trincheras en condiciones muy duras, ellas preparaban la comida, llegaban los batallones y daban de comer, y nunca fueron reconocidas. Se les llamaba “galletas de capitán” o “colchón de tripas de capitán”, todo eso quise que con Jesusa Palancares se apreciara —el verdadero valor y la utilidad—, finalmente sin ellas no hay Revolución Mexicana, todos los soldados hubieran desertado.

SV: Hablando de mujeres, usted mencionó el tema de las mamás, ¿Cómo ha sido Elena Poniatowska como mamá?

EP: Sería bueno preguntárselo a mis tres hijos, yo siento que fui una mamá culpable, acostaba yo a mis hijos temprano para poder trabajar mis textos; también tenía yo ayuda. Hubo una época, ahora ya casi no existe, de las nanas, eran prodigiosas en el sentido de que ayudaban muchísimo a las madres. Yo era periodista, entonces hacía reportajes y sobre todo entrevistas, fue lo que me tocó y me gustó mucho, aprendí muchísimo sobre México, mi país.

SV: Tuvo que combinar, conciliar su fuerte actividad profesional y el placer y labor de ser madre y hacerlo de manera impecable. Continuaremos con la segunda parte de esta charla, entre tanto. ¡Muy feliz cumpleaños Elena “Elenísima” Poniatowska!

PAL