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Irene Vallejo: de "rara" de la escuela, a escritora multipremiada

La ensayista española compartió que sufrió acoso escolar y llamó a los jóvenes a abrazar sus sueños

CULTURA

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"Cuando leía libros no quería ser la protagonista, ¡yo quería ser la escritora! Me parecía más importante que ser astronauta” compartió la autoraCréditos: FIL Guadalajara

La multipremiada escritora española Irene Vallejo abrió su corazón ante los jóvenes asistentes a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, reveló su dolor cuando, en su adolescencia, era “la rara” de la escuela y la “oveja negra” en su casa, y guardó silencio ante el abuso escolar que sufría; los compañeros, incluso, llegaron a escupirle en su comida.

"Durante muchísimo tiempo fui ‘la rara’, esa era la descripción que mis compañeros de escuela decían de mí. Desde muy niña quería ser escritora, incluso antes de saber que existía esa profesión, pensaba que ¡lo más maravilloso que podía existir era dedicarse todos los días a imaginar mundos! Cuando leía libros no quería ser la protagonista, ¡yo quería ser la escritora! Me parecía más importante que ser astronauta”, contó la autora de El infinito en un junco (Siruela, 2019), una de los libros más aclamados por la crítica especializada.

Y añadió: “Quería escribir novelas sobre el espacio, los planetas, los mundos inexistentes proyectados a partir de la fantasía. Esas inquietudes que yo tenía, mi sed de aprender, el placer con el que yo iba al colegio cada día pensando en que descubriría cosas nuevas, vibrante de curiosidad y anhelos, hizo que mis compañeros me apodaran: 'la rara'. La que hacía las cosas diferentes a los demás. Fueron años duros, años difíciles".

Reveló que fue muy afortunada porque sus padres eran grandes lectores, amaban los libros y la cultura Foto: FIL Guadalajara

Vallejo, quien en la actualidad lleva a cabo una intensa labor de divulgación del mundo clásico impartiendo conferencias y cursos, recordó que cuando decidió ser filóloga, y enfocarse en los idiomas considerados muertos como son el griego y el latín, se recrudecieron los ataques:

"Me decían que era la excéntrica. La que siempre tomaba las decisiones equivocadas. La que hacía todo lo que no iba a ningún sitio, que no tenía posibilidades de éxito. Que nadie se hace rico siendo filólogo. De nuevo, volví a ser 'la excéntrica'. Después de todos estos años de tomar decisiones totalmente insensatas, resulta que por suerte estoy exactamente dónde quería estar y haciendo lo que siempre soñé. Comparto esta experiencia para decir que hay una especie de terquedad en la esperanza ¡que amí, me ha salvado!”, dijo en el encuentro titulado “Mil jóvenes con…”, que convoca a los escritores a dialogar con sus lectores.

A lo largo de todas esas dificultades y problemas, indicó Vallejo, quien estudió Filología Clásica y obtuvo el Doctorado Europeo por las universidades de Zaragoza y Florencia, aprendió que de las puertas que se cierran en las narices, de los 'noes', hay que seguir adelante.

Te aferras al entusiasmo por las cosas que realmente amas. De una manera extraña e inexplicable, encuentras el camino para llegar a ese lugar que la niña que fui había soñado. Levantarme por la mañana a imaginar mundos, a enhebrar palabras, a vivir de lo que más me gusta hacer en el mundo", sostuvo.

Recomendó a los jóvenes a perseguir sus sueños luchando contra el mundo

La también autora de las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015) aseguró que el mundo actual insiste en que el éxito, el dinero, son lo más importante, aún sacrificando los sueños, por ello, recomendó a los jóvenes a perseguir sus sueños luchando contra el mundo.

"Todos presentamos esa fachada de alegría, de felicidad, de logro. Quiero romper con esa ficción colectiva, cultivada a través de las redes sociales, todas pertenecen al género de la ficción. Quiero hablar de esa realidad que sentimos dentro de nosotros...quiero decirles que sigo siendo 'la rara' y ¡con mucho orgullo!  Ahora utilizo este adjetivo para describirme y reivindicar ese empecinamiento tan valioso para abrazar lo que les apasiona, practiquen esa terquedad de la esperanza", insistió.

Ante sus palabras, los muchachos se sintieron identificados y comenzaron a preguntarle cómo hizo para superar el bullying escolar, cómo logró salir del silencio y pedir ayuda.

"Lo que sucede en el hogar es muy importante para construirnos. Fui muy afortunada, mis padres eran grandes lectores, amaban los libros y la cultura. Nadie en mi familia se había dedicado a ningún oficio artístico. De hecho, no creían que eso pudiera ser algo más que un hobbie o una distracción para el tiempo libre. Ellos me pedían que buscase un trabajo seguro: '¡un trabajo de verdad!'. Para ellos escribir, no era un trabajo de verdad. Pero al mismo tiempo, alentaron mi creatividad, pusieron libros en mis manos. Me llevaron a las bibliotecas desde la primera infancia, al teatro, a los conciertos. Apoyaron toda esa avidez que yo tenía de estímulos intelectuales”, dijo.

Finalmente, explicó que su familia había estudiado derecho y trabajaban en profesiones vinculadas. Ante ello, de alguna manera era 'la oveja negra' en esas conversaciones familiares después de la comida.

“Todo el mundo hablaba de leyes y de sus trabajos vinculados al mundo jurídico. Yo era la única dándole vueltas a las etimologías y tratando de explicarles que 'leyes' y 'leyendas' vienen de la misma raíz lingüística y que no estaba tan lejos de ellos. Que lo mío tenía que ver con el impacto de las palabras. Y que las leyes también están hechas de lenguaje, por lo tanto, estaba más cerca de lo que parecía a simple vista. Intenté cumplir con las expectativas familiares y tener un trabajo de verdad, pero la escritura tiraba de mí de una manera intensísima. ¡Yo necesitaba casi terapéuticamente escribir mis ficciones y relatos!", narraba emocionada.

Después de muchos años, finalmente, su familia aceptó su vocación literaria. Irene Vallejo lamenta que su padre no llegara con vida para ver su éxito en el mundo de la literatura. Que esa confianza brindada en ella, había dado frutos como escritora y que "¡valió la pena! Contra todos los contras, debes mantener viva tu llama interior".

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