CÚPULA

Una ciudad y un país en modo FIL

A lo largo de sus 36 años de existencia, el encuentro ha dejado una derrama cultural sin precedentes

CULTURA

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Desde 1993 la FIL tiene un país o zona como invitado de honor, quien muestra lo mejor de su culturaCréditos: Especial

Todos los días en alguna parte del mundo se organiza una feria del libro. No me refiero solamente a las de gran formato —las más célebres e internacionales, que convocan a miles y miles de personas y en las que se piensa de inmediato cuando se habla de ferias del libro—, sino a las más modestas, las que se realizan con perfiles y fines muy diversos, pero que tienen su fundamento en la promoción del libro y el fomento de la lectura.

Cada feria tiene su particularidad. Las hay dirigidas a la industria, donde participan sólo profesionales de la cadena del libro, en las cuales no hay venta directa de libros. Hay otras temáticas, o dirigidas a un segmento particular (por ejemplo, ferias del libro infantil y juvenil). Hay otras que se dedican al gran público, donde se privilegia la venta de libros acompañada de un programa literario, con la presencia de autores, charlas y presentaciones editoriales

Desde su fundación en 1987, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha sido una feria mixta: con un fuerte componente de negocios —tres días los dedicamos a los miles de profesionales que nos visitan—, pero al mismo tiempo un gran festival literario, editorial y de las ideas, dirigido a todos los públicos, incluido el infantil. A la par, celebramos un festival cultural, de la mano de alguna ciudad, región o país invitado de honor, que en 2022 es el emirato de Sharjah, la capital cultural del mundo árabe. Por ello, puedo decir que la FIL es una feria de ferias, pues además de dar cabida a un amplio festival literario y del conocimiento, se ha vuelto el punto de encuentro para la industria del libro en español, una plataforma para la discusión de las ideas y la libertad de pensamiento y un importante espacio para la formación de nuevos lectores, con programas como FIL Niños —parte esencial de nuestra Feria, que cada año organiza más de mil 500 sesiones de talleres para niñas y niños de distintas edades— o FIL Joven.

. Marisol Schulz, directora general del encuentro, durante la inauguración de la edición 36. Foto: cortesía FIL Guadalajara

Durante más de tres décadas —este 2022 celebraremos nuestra edición 36— la FIL Guadalajara ha sido un lugar privilegiado donde se rinde homenaje a la inteligencia y a la imaginación, se venera el saber y la reflexión y se difunden con entusiasmo los frutos de la creatividad literaria en la diversidad de sus formas y expresiones. Es también una fiesta urdida en torno a la palabra, que busca ensalzar el goce de la lectura en sí misma, pero también en su asociación con otras expresiones del arte y la creatividad cultural. Al amparo de la FIL ha crecido el interés por los libros entre la población local y del resto del país, y se ha ampliado el público lector. Mediante el impulso a la lectura, la FIL de Guadalajara nos ha permitido volvernos contemporáneos de lo que acontece en los ámbitos literarios, científicos y artísticos del orbe. 

Hace dos años, en plena pandemia de COVID, tuvimos el gran honor de recibir el Premio Princesa de Asturias en Comunicación y Humanidades. Fue un año agridulce, pues al honor de este importante galardón se sumó la tristeza de no tener una edición presencial, debido a que la pandemia nos obligó a mudar cada uno de nuestros contenidos al ámbito virtual. Los retos de 2020 dejaron grandes aprendizajes a nuestro equipo de profesionales y a toda la comunidad universitaria que se vuelca para que la magia de la FIL Guadalajara se haga realidad.

Estar al frente de la feria del libro más importante en español es un privilegio y una enorme responsabilidad, que asumo de manera consciente y con todo el entusiasmo. Han sido nueve años y medio de aprendizajes y de grandes experiencias, pues la FIL no es sólo lo que ocurre de cara al público durante nueve días, sino todo lo que no se ve tras bambalinas. Para programar las actividades que se presentan año con año —como todo el programa literario, cultural y científico, los programas de FIL Niños y FIL Joven, o los programas académico y profesional, entre muchos otros— se necesitan horas y horas de trabajo arduo, de planeación, de discusión, de administración de todo tipo de recursos, los 365 días del año

El encuentro sucede a partir del último sábado de noviembre, principalmente en Expo Guadalajara Foto: Especial

Si la FIL Guadalajara sobresale entre otros eventos similares en el mundo, es por el toque de frescura y la calidez humana que le imprime ser un evento hecho por universitarios, la gran mayoría jóvenes estudiantes, emocionados por formar parte de una gran empresa universitaria, y, gracias a ello, crecer con la experiencia que les brinda la convivencia cercana con los lectores, los creadores, los editores y los profesionales del libro. Además de generar programas para el público, una feria de libro que pretenda perdurar debe tejer alianzas con los editores y todos los agentes del mundo del libro que ven en las ferias una plataforma fundamental para iluminar los caminos de acceso a la lectura. Esto es lo que, en 36 años de existencia, ha logrado la FIL de Guadalajara.

La FIL es una tradición anual que pone a Guadalajara y a México, durante nueve días, en el foco de atención del mundo, y genera una importante derrama económica para la ciudad y el estado (calculada en más de 700 millones de pesos por la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara). Pero la derrama más importante es la cultural, pues la FIL ha permeado las vidas de todas y cada una de las personas que, a lo largo de estos 36 años, han acudido a ella: un encuentro que este 2022 vuelve a una edición presencial, sin restricciones, para poner nuevamente a Guadalajara y a México en modo FIL.

Por Marisol Schulz

MBL