CÚPULA

Leopoldo Flores: Cosmovisión del muralista mexiquense

La obra de 3 mil metros cuadrados, que se inauguró en julio de 1980, es admirada cada año por cerca de 350 mil personas

CULTURA

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COLOR. Cosmovitral en Toluca, Edomex, creación de Leopoldo Flores. Foto: Karen Dávila Velázquez. Cortesía: Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México.Créditos: Cortesía

A su corta edad, el creador mexiquense, nacido en Tenancingo, mostraba ya su talento, que fue moldeado y perfeccionó en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado —desde 1984 conocida como La Esmeralda— y la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes en Paris, Francia.

Leopoldo Flores fue un pintor, muralista y escultor que buscó sus propios espacios y formas de expresión. En su amplia trayectoria se caracterizó por tomar distancia con las distintas corrientes del arte mexicano, lo que confirió a su obra originalidad y profundidad. El compromiso con los movimientos sociales de los tiempos modernos es una de sus grandes aportaciones a la plástica mexicana. En un hecho significativo de toma de conciencia y protesta pública, en 1967 hizo quemar libros, cuadros y libretas para mandar sus cenizas a Vietnam en favor de la paz.

En 1968, el Palacio de Bellas Artes expuso su trabajo, como parte de una selección de artistas que incluyó a Manuel Felguérez, Vlady y José Luis Cuevas, quienes representaron a México en el Programa Cultural de los Juegos Olímpicos de ese año. A partir de entonces, a su regreso de París, el maestro Leopoldo Flores se volcó sobre la entidad que lo vio nacer: el Estado de México y Toluca, ciudad en la que se localiza gran parte de su creación, y también la más importante.

Fue un incansable promotor cultural. Desde la creación de la primera Casa de Cultura, en 1969, donde fundó, en el país, la primera sala de arte moderno (1973) hasta su participación en el proyecto del Centro Cultural Mexiquense (1987), donde se creó el Museo de Arte Moderno, del que fue su primer director.

Una obra de arte público de Flores, que se ha convertido en una emblemática postal de Toluca y el Estado de México, es el Cosmovitral, llamado así porque recrea algunas de las historias, leyendas y teorías por las que se creó el Cosmos. En la época porfiriana, esta edificación Art noveau fue un mercado, durante su construcción estalló la Revolución Mexicana, por lo que abrió sus puertas hasta 1933 y tuvo ese uso más de 40 años. En 1975 se tomó la decisión de convertirlo en Jardín Botánico: el proyecto fue concebido por Flores y el vitralista Bernabé Fernández, con colaboración de 60 artesanos mexiquenses.

Asentado en una superficie de 3 mil metros cuadrados, el Cosmovitral se inauguró en julio de 1980 después de casi tres años de trabajo. Hoy recibe cerca de 350 mil visitas al año. Este espacio público es otro destacado ejemplo, en la República Mexicana, donde los ciudadanos son convocados por el arte como elemento de cohesión y de gozo. Una obra maestra en la que convergen los públicos de distintos grupos sociales en torno a la belleza de la creación de uno de los más connotados artistas mexiquenses y del país, que este mes de enero celebraría 88 años.

Por Ricardo Monreal Ávila

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