Colores brillantes y flores que visten el muro que va de Diagonal de San Antonio hasta esquina con Alta Tensión, en la Ciudad de México, forman parte de un trabajo que tiene como finalidad incentivar el arte en los jóvenes, para apropiarse del espacio público y como una alternativa a las adicciones.
“Cambio por mí, por ti, por todos con esperanza” es el nombre de este trabajo monumental que da cuenta del surgimiento del Centro de Culturas Urbanas “CURBA”, un espacio que imparte 12 talleres relacionados con el arte, de manera gratuita.
“El mural es el primer trabajo de Curba a dos semanas de haber comenzado formalmente, así como una propuesta para que los estudiantes expongan su talento y motiven a otros a descubrir y potenciar sus habilidades en el arte y otros oficios, los cuales, en medida de lo posible, los puedan mantener alejados de las drogas”, contó María José Martínez Ruiz, directora general de Prevención contra las Adicciones de la Alcaldía Álvaro Obregón.
De acuerdo con Martínez Ruiz, el mural es también un esfuerzo por recobrar aquellos espacios permeados por la inseguridad, a través del arte.
“Desde que los jóvenes comenzaron el mural las personas de colonias aledañas nos han escrito para ver qué podemos hacer en sus calles, pues consideran que este tipo de trabajos les hace sentir más seguridad al transitar”, dijo la también directora de Curba.
“Desde finales de 2019 propusimos a la alcaldía designar un espacio fijo que contará con todas las condiciones necesarias para llevar a cabo los talleres que ya veníamos trabajando con los jóvenes de la demarcación y ahí nació la idea de construir el Centro de Culturas Urbanas”, contó.
ELEMENTOS
-Breaking dance, danza área, grafiti, contorsión, fotografía, canto, teatro, serigrafía, tatuaje y barbería son algunos de los talleres que ofrecen.
-Alebrijes, pintura, canto, escultura, teatro guiñol y papiroflexia son para niños.
NÚMEROS
-2 meses dura cada taller.
-8 alumnos es el máximo por grupo.
-250 alumnos se han inscrito.
-1 de marzo, fecha en que Curba abrió sus puertas.
Por Azaneth Cruz
dza