Borderline Teatro

La máquina de los finales perdidos

A través de la rescritura de las historias de personas en situación de calle, migrantes y reclusos, Borderline Teatro busca visibilizar a las poblaciones vulnerables

La máquina de los finales perdidos
HISTORIAS. Las asociaciones El Caracol A.C. y CAFEMIN forman parte del proyecto. Foto: Cortesía Foto: Cortesía

Actrices y actores de la compañía Borderline Teatro llevan a las calles “La máquina de los finales perdidos”, un proyecto que reconstruye historias para recuperar la esperanza de las personas “invisibles a la mirada de la sociedad”.

De acuerdo con su directora artística, Itzel Enciso, este proyecto, que nació años atrás de la mano de la actriz Fabiola Llamas, tenía la intención de darle un final diferente a las historias de desamor; sin embargo, entrada la pandemia decidieron darle un giro, reescribir y dar voz a las poblaciones vulnerables.

VULNERABLE. La compañía dedica un mes cada sector. Foto: Cortesía

“Las historias que comenzamos a escuchar no eran para nada algo relacionado con el amor, sino historias de violencia, injusticia y olvido. Eso nos llevó a cuestionarnos si los finales que queríamos de escribir eran finales de Disney o si debíamos darle la vuelta y construir nuevas narrativas”, dijo Enciso.

“La máquina de los finales perdidos” inició en octubre con la historia de personas en situación de calle; continuó en enero, con los migrantes; en febrero, con reclusos, y finaliza en marzo con las personas de la tercera edad. 

¿Qué más?

  • El equipo de Borderline teatro realiza un cortometraje de cada historia.

  • Al finalizar el proyecto se producirá un documental del proyecto.
  • 100 historias se reunirán en un libro.
  • 1 mes se dedica a la compañía a cada capítulo.

 

“Todos tenemos derecho a soñar y a las personas en situaciones vulnerables se les coarta esa libertad”.
Itzel Enciso
Directora Borderline Teatro

Una oportunidad para cambiar la historia

El final de un libro nunca esta determinado por completo, pues a este se suman elementos que pueden modificar el desenlace, basados en este factor, el grupo de mecanógrafos de Borderline Teatro apoyó a los especta-autores a rehacer su propio historia.

Tal es el caso de Susana González, una mujer de 39 años que decidió cambiar el rumbo de su vida y ser un ejemplo para sus hijos y para otras mujeres. Actualmente ella conjunta su empleo con la escritura de cuentos, los cuales, basa en situaciones de la vida cotidiana.

Susana al igual que otras personas que vivieron en situación calle huyeron de la violencia y la falta amor de sus hogares, sin embargo, estos hechos la llevaron a determinar que su futuro no tenía porqué ser el mismo.

“Todos tenemos derecho a soñar y aunque yo no puedo cambiar mi pasado, sí puedo hacer algo por el futuro de mis hijos”, dijo.

Aunque Susana ya cambió el rumbo de su vida, para el desenlace de su historia en "La máquina de los finales perdidos" ella construyó una isla en el mar donde solo están sus hijos y donde puede disfrutar a su nieto mientras lo mece siguiendo el sonido que producen las olas.

“Los primeros años de mi vida los pase con mi tía y su familia, después me fui con mi mamá y mis verdaderos hermanos, en ambos caso padecí la violencia y la falta de amor, una situación que me llevó a escapar en repetidas ocasiones desde los ocho años y hasta los 16, momento en que decidí no regresar jamás, lo que me pasó es algo que le cuento a mis hijos y que le cuento a otras mujeres para que no cometan los mismos errores", contó Susana González.

Por Azaneth Cruz

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