Yeah, sounds like fun
Video games, you pass me a note
Sleeping in tents
It's nice to have a friend”
It´s nice to have a friend Taylor Swift
Generalmente, las películas animadas son consideradas filmes únicamente para niños. Estas películas, debido a su estilo visual y temática, suelen estar destinadas a un público infantil, limitándose a entretener y hacer reír a los más pequeños. Sin embargo, existen múltiples filmes que, a pesar de ser animados, logran impactar y conmover a todo tipo de público, desde los niños hasta los adultos, gracias a un fuerte mensaje y una profunda historia.
Robot Dreams, de Pablo Berger, nos conmovió profundamente con su encantadora historia. A los niños les enseñó una importante lección, mientras que a los jóvenes y adultos nos dejó reflexionando sobre la amistad, el amor y la importancia de las relaciones en nuestra vida.
El filme cuenta la historia de Perro, un pobre perro (valga la redundancia) que, cansado de su soledad y de no encontrar a nadie con quien compartir momentos agradables, decide comprar un robot para que le haga compañía. Robot y Perro se hacen buenos amigos y disfrutan de la convivencia mutua. Sin embargo, tras pasar todo un día juntos en la playa, Robot termina oxidándose, y Perro, incapaz de rescatarlo en ese momento, tiene que esperar a que reabran la playa para salvar a su amigo.
A simple vista, por su historia y su bella animación, podría parecer que este filme no es nada fuera de lo común y que su mensaje se repite en cientos de películas similares. Pero Robot Dreams va más allá de simplemente mostrar el valor de la amistad: el filme nos hace reflexionar sobre la naturaleza efímera de las relaciones.
A pesar de ser un filme protagonizado por animales antropomórficos, la historia que narra es algo que todos hemos experimentado en algún momento: aprender a dejar ir a alguien que amamos profundamente. El riesgo de amar es perder, y esta película lo deja muy claro, no de manera triste ni desesperanzadora, sino de una forma bella, humana y genuina.
A lo largo de la película, vemos cómo tanto Perro como Robot, tras separarse, conocen a diferentes personas que, aunque impactan sus vidas, no permanecen en ellas. Tan rápido como llegaron, se fueron. Sin embargo, el filme no presenta la fugacidad de las relaciones como algo negativo, sino que lo retrata de una manera hermosa. Las personas que amamos y con quienes desarrollamos conexiones profundas eventualmente pueden irse, pero eso no significa que debamos sufrir por su partida. En cambio, debemos agradecer por todas las experiencias compartidas, pues nos ayudan a apreciar lo bello de la vida.
Perro y Robot nos enseñan esta lección de forma conmovedora. Al final, ellos no terminan juntos, y sus vidas toman caminos y compañías diferentes. Pero esto no implica que deban lamentarse ni que lo que vivieron juntos haya perdido valor. Lo que compartieron fue tan significativo que les permite a ambos ser felices y apreciar sus nuevas relaciones. En lugar de lamentarse por los recuerdos, deciden celebrarlos. Bailan en completa sincronía, aunque ya no estén juntos físicamente, conectados por el vínculo que existió y que sigue existiendo entre ellos, a pesar de que sus caminos hayan tomado direcciones distintas.
Jesús David Ruiz Guajardo
Estudiante de la licenciatura en Comunicación
Universidad Iberoamericana
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