José y sus distintas variedades idiomáticas es uno de los nombres más comunes en el mundo, por ello no sorprende que existan numerosas formas de referirse a las millones de personas que llevan este nombre.
Su popularidad viene lógicamente de los relatos bíblicos. José fue el hijo de Jacob que salvó de la hambruna a sus hermanos y el de Arimatea fue quien cedió su sepulcro a Cristo. También era el nombre de quien crió como padre a Jesús en la Tierra.
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Las variantes con las que se le llama con familiaridad o cariño a los José varían mucho. En portugués, por ejemplo, es Zé o Zecca, en italiano, Beppe o Geppe (sí, Geppetto, padre de Pinocho, se traduciría como Pepito), y Josetxo o Joseba en vasco. Pero el Pepe, en español no parece tener relación con el nombre del que se deriva.
De acuerdo con la Academia Mexicana de la Lengua, a diferencia de las variantes en portugués o italiano, que son apócopes o diminutivos, Pepe en español es un hipocorístico, frase en griego que quiere decir “nombre cariñoso”.
¿De dónde viene el hipocorístico Pepe?
Existen numerosas versiones alrededor del desarrollo del hipocorístico Pepe. La primera de ellas, además una de las más difundidas, tiene una doble significación, ya que también tiene que ver con el día en el que se festeja a San José, el 19 de marzo.
Hacia el siglo XV, el Papa Sixto IV instituyó el 19 de marzo como el día de San José al que, para distinguirlo de otros tocayos, se le llamaba Sanctus Josefus Pater Putativo Christi, lo que se traduce como San José Padre Supuesto de Cristo.
Para abreviar, en muchos documentos se consignaba el gran nombre de San José, patrono de la familia, los obreros y los padres de familia, como P.P., en lugar de Pater Putativo, y de allí vendría el hipocorístico.
Otra versión indica que, en español antiguo, el nombre se escribía como Josepe y, de forma análoga a lo que pasaría con otros nombres como Antonio y su apócope, Toño, se tomaron las dos últimas sílabas para formar este apodo cariñoso.