"Hoy es un día soleado...", estas fueron las primeras palabras que se escucharon a nivel nacional después de que la noche del 2 de octubre de 1968 una masacre estudiantil se llevara a cabo en Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Este episodio, parte del Movimiento Estudiantil que exigía mayor libertad y justicia social, dejó una herida abierta en la memoria colectiva de México, pues miles de personas fueron reprimidas brutalmente por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
Y a pesar de la magnitud de tal acto, durante años fue un tema prohibido en medios de comunicación, escuelas e incluso en conversaciones familiares, debido a la censura gubernamental y el miedo a represalias. Pero como siempre, la revolución encuentra las grietas adecuadas para seguir floreciendo y una de ellas fue a través del cine de Jorge Fons, quien junto a un grupo de actores y actrices, decidió romper el silencio y llevar al cine la historia de aquel fatídico día.
El resultado fue "Rojo Amanecer", una película que no solo narraba los hechos desde la perspectiva de una familia atrapada en su departamento mientras la sangre de estudiantes corría en las calles, sino que también desafiaba las normas establecidas de censura y autocensura en el cine mexicano.
Fotografía: Captura de pantalla/Claro Video.
En secreto y contra el gobierno, así fue la filmación de "Rojo Amanecer"
Estrenada en 1990, "Rojo Amanecer" se enfrentó a un enorme desafío antes de llegar a las pantallas, ya que la temática seguía siendo incómoda para el gobierno mexicano y la posibilidad de filmar una película sobre la Masacre de Tlatelolco era prácticamente nula debido a la represión silenciosa que seguía a este evento. Pero el director Jorge Fons sabía que era necesario contar esta historia y desafiando toda autoridad reunió a un equipo de producción accedió a ser extremadamente discreto y astuto en la planificación para grabar esta película.
La película cuenta con un espectacular elenco que incluye y actores como Héctor Bonilla, María Rojo, Bruno Bichir y Demián Bichir. Cada uno de ellos no solo se comprometió con el proyecto, sino que también comprendió el riesgo que asumían al formar parte de una película tan políticamente cargada. Héctor Bonilla, protagonista de la película, mencionó en varias entrevistas que recibió el papel con pleno conocimiento de las posibles represalias que podrían surgir del gobierno, sin embargo, al igual que Fons, creía firmemente en la necesidad de contar esta historia.
De esta forma, la trama se desarrolla principalmente dentro de un departamento en el complejo habitacional de Tlatelolco y sigue a una familia de clase media que se ve atrapada en medio de la represión estudiantil. A través de una narrativa íntima y claustrofóbica, la película retrata cómo el conflicto político no solo afecta a las y los manifestantes, sino también a las familias que quedaron atrapadas en medio de la violencia y el miedo.
Fotografía: Captura de pantalla/Claro Video.
Este enfoque fue revolucionario para la época, pues a diferencia de los documentales y reportajes periodísticos, "Rojo Amanecer" no intentaba simplemente narrar los hechos históricos, sino que ofrecía una representación emocional de las consecuencias de la represión. Era un recordatorio de que detrás de los números de muertos y heridos, había seres humanos con historias y vidas interrumpidas y este impacto, junto con la valentía de abordar un tema tan delicado, cimentó su lugar en la historia del cine mexicano.
Así luce hoy la bodega secreta donde se filmó "Rojo Amanecer"
Debido a la clandestinidad de la obra, las escenas de interior constituyen la mayor parte de la película y éstas se rodaron en una bodega secreta ubicada en la calle Adolfo López Mateos, en las cercanías del Estadio Azteca, al sur de la Ciudad de México. En aquel entonces, su ubicación estaba fuera del radar de las autoridades, lo que la hizo ideal para rodar una película tan polémica.
Igualmente, este espacio servía de refugio para la creación artística que, si bien evitaba desafiar abiertamente al gobierno, se encontraba en una posición de clara resistencia. Por ello, el lugar fue cuidadosamente elegido para evitar levantar sospecha y la producción se llevó a cabo con un nivel de discreción comparable a las operaciones clandestinas.
Por muchos años se mantuvo en secreto la ubiación de este lugar de resistencia, pero décadas después del estreno de "Rojo Amanecer" se sabe que la bodega secreta donde se filmaron las escenas más íntimas del filme sigue en pie, aunque ha sufrido transformaciones con el paso del tiempo. Hoy en día, el lugar es un almacén utilizado para propósitos completamente distintos, pero para quienes conocen su historia, sigue siendo un símbolo de resistencia artística y política.
Fotografía: Captura de pantalla/Google Maps.
A pesar de que los años han pasado por esta bodega que sirvió de set de grabación, las paredes cuentan todavía historias silenciosas de un tiempo en el que filmar una película como "Rojo Amanecer" era, en sí mismo, un acto de valentía. Si bien el lugar no está abierto al público, su relevancia en la historia del cine mexicano ha motivado esfuerzos por preservarlo como un espacio de memoria.
"Rojo Amanecer": la película que sobrevivió a la censura mexicana
Cabe recordar que la censura en México durante los años 70 y 80 era feroz, por lo que las películas y obras de teatro que abordaban temas considerados incómodos para el régimen eran combinadas vetadas o completamente modificadas antes de su distribución y "Rojo Amanecer" no fue la excepción, pues como era de esperarse, se enfrentó a numerosos obstáculos para su estreno.
En un inicio, la película fue prohibida y las autoridades culturales intentaron evitar que fuera proyectado en salas de cine; sin embargo, gracias a la presión pública y el creciente interés en revisitar los eventos de 1968, finalmente se permitió su estreno, aunque con ciertas cortes y sólo años después, la versión completa y sin censura pudo ver la luz.
A nivel internacional, festivales de cine en Europa y América del Norte aplaudieron la valentía de Fons y su equipo por llevar a la pantalla un relato tan desgarrador y necesario; además fue premiada en el prestigioso Festival de Cine de San Sebastián, donde recibió una mención especial del jurado. Este reconocimiento ayudó a consolidar la relevancia de la película, no solo como una obra cinematográfica, sino también como un documento histórico y un grito de justicia para las víctimas de la masacre.
Hoy, más de 50 años después de la Masacre de Tlatelolco, "Rojo Amanecer" sigue siendo un hito en la historia del cine mexicano; su retrato de la represión, la censura y el miedo sigue resonando en un país que aún lucha por enfrentar los fantasmas de su pasado. Y aunque la película fue un proyecto lleno de riesgos, se ha convertido en una obra imprescindible para quienes buscan comprender el México contemporáneo y las cicatrices que aún laten en la sociedad.
Esta película no solo desafió la censura de su tiempo, sino que también abrió la puerta para que futuras generaciones de cineastas mexicanos aborden temas delicados sin miedo a represalias. Su legado perdura y cada 2 de octubre, cuando el país recuerda a las víctimas de Tlatelolco, "Rojo Amanecer" sigue siendo un recordatorio vivo de la importancia de la memoria y la justicia.
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