Uno de los artefactos más utilizados a lo largo de la historia es la silla, la cual ha pasado por múltiples transformaciones y modificaciones para que los seres humanos puedan sentirse cómodos, felices y seguros en estos objetos que han retomado un fuerte valor.
En esta ocasión hablaremos específicamente en la icónica silla blanca, muy utiliza para fiestas y reuniones en familia o con amigos, mismas que se han vuelto muy reconocidas en México por todo el contexto que conllevan estas piezas de color blanco en su mayoría; estas piezas han sido utilizadas para descansar en la playa mientras te preparan deliciosos platillos a la orilla del mar en distintas regiones en México; pero detrás de este tipo de asiento, existe toda una historia detrás, mismos que te mostraremos a continuación.
Historia de la silla monobloc
Pocos objetos han logrado alcanzar la universalidad dentro del mundo del diseño industrial o de interiores, y así lo pudo hacer la silla Monobloc, una pieza icónica de plástico blanco que parece tener un lugar en cada rincón del mundo.
Se trata de una pieza simple, resistente y adaptable a distintos espacios, convirtiéndose así en un objeto de “culto”, además de un emblema dentro del diseño democrático; es importante mencionar que esta creación no hubiera sido posible sin la llegada del plástico a mediados del siglo XX, material que se volvió el electo para todo, desde juguetes hasta electrodomésticos, ya que su costo y facilidad de producción eran ideales también para la fabricación de muebles.
Una pieza icónica
La silla Panton, fue ideada por Verner Panton, siendo esta considerada como la primera silla monobloc fabricada de manera masiva entre 1958 a 1968, aunque existieron otras en su tipo creadas por otros diseñadores; se trata de la silla más cómoda que existe.
Otro de sus icónicos componentes es la Esquina Negativa, la cual refiere a que dentro de las ideas estéticas preconcebidas de cómo deben ser las cosas, no siempre es así; este borde de la silla es el más significativo e importante que se encuentra en su estructura, mismo que podemos encontrar en las patas frontales de la pieza, siendo este el detalle más significativo y subestimado dentro de la mitología del diseño.