La promesa de viajar se suele relacionar con la desconexión. Al salir de casa, esperamos que la distancia y la inmersión en otro escenario –sea un museo en alguna ciudad lejana, un mercado en país exótico o el balcón de nuestra habitación en un resort frente a la playa– nos concedan la oportunidad de interrumpir, temporalmente, nuestra vida cotidiana: cada viaje ofrece, también, un vistazo a un mundo sin los vínculos que lo definen en el día a día.
Pero el planeta también esconde rincones que, gracias a su lejanía de los grandes centros urbanos y la riqueza natural que han sabido conservar, han atraído a generaciones de viajeros con la promesa de detonar conexiones significativas: con la Tierra, con otras personas y, sobre todo, con nosotros mismos. Son sitios que generaciones de viajeros han descrito como “mágicos” o “místicos” y que nos ofrecen la oportunidad de renacer.
Tradición mexicana
Huasteca potosina, San Luis Potosí
Las profundas e inagotables selvas de San Luis Potosí –una región de árboles milenarios, cañones sobrecogedores y caídas de agua que componen su sistema circulatorio– nos ofrecen diferentes vías de acceso a la naturaleza: desde rincones perfectos para practicar yoga y meditación, hasta la oportunidad de realizar actividades de mayor intensidad, como rappel o navegar en kayak en el río Tampaón.
Tolantongo, Hidalgo
A poco más de tres horas de la Ciudad de México, las grutas de Tolantongo regalan uno de los paisajes más singulares en el centro del país: dispuestas como terrazas sobrepuestas una sobre la otra, más de 30 piscinas termales reciben a viajeros que buscan en su rica carga mineral los elementos para renacer.
Riviera Maya, Quintana Roo
Abrazados entre los deslumbrantes colores caribeños, el denso manglar que los delinea y la selva que corre, incontenible, en todas direcciones, los hoteles, resorts y villas en renta completan su oferta de descanso y bienestar con programas integrales de salud inspirados en las tradiciones mayas y la exuberante naturaleza que los envuelve.
Un mundo de bienestar
Monte Shasta, California
Considerado un lugar sagrado por las comunidades de nativos americanos que, desde hace siglos, han poblado la región, el colosal Monte Shasta, ubicado a más de 4,200 metros sobre el nivel del mar, a medio camino entre San Francisco y Portland, recibe tours de viajeros diseñados, específicamente, para visitar sus múltiples “vórtices energéticos”.
Lago Titicaca, Perú
Diversas empresas y tour operadores ofrecen recorridos de hasta seis días dedicados a conectar con el paisaje a través de sesiones de yoga, meditación, ejercicio y creatividad en el cuerpo de agua que ha sido llamado el “segundo chakra de la Tierra” y que, además, es el segundo lago más grande y de mayor altitud en Sudamérica.
Valle de Reykjadalur, Islandia
Famoso por el protagonismo que su naturaleza indómita ha sabido conservar, en la última década Islandia se ha convertido en uno de los países predilectos entre los viajeros que procuran viajes de sanación. En las inmediaciones de la comunidad de Hveragerði y a sólo 45 kilómetros de Reykjavik, el valle de Reykjadalur –el “Valle del Vapor”– es ideal para practicar senderismo y terminar la jornada con un baño termal, en uno de los escenarios naturales más impresionantes en el país y que aún permanece fuera del radar de la mayora parte de los visitantes.
Denizli, Turquía
La puerta de entrada a las regiones de la Anatolia central y mediterránea, Denizli es casa de uno de los manantiales de aguas termales más importantes en el mundo y resguarda la concentración de recursos geotérmicos más grande de Europa. Su paisaje, decididamente extraterrestre, ha recibido a viajeros que buscan mejorar su salud, desde los primeros pobladores, que llegaron alrededor del año 6 mil a.C., hasta los visitantes modernos que hacen la travesía para tratar condiciones como una alta presión arterial y asma.
Mar Muerto, Israel & Jordania
Ubicado 393 metros bajo el nivel del mar, se trata del sitio con la elevación más baja en el planeta. A sólo media hora por carretera desde Jerusalén, el mar Muerto –en realidad, un colosal lago en la frontera entre Israel y Jordania– se ha convertido en un centro de peregrinación para viajes de salud, gracias a su extraordinaria concentración mineral y los spas y centros de bienestar que se han erigido a lo largo de sus playas.
Bali, Indonesia
Además de los icónicos resorts de ultra lujo y envidiables retiros para lunamieleros, Bali, en el océano Índico, ha conservado su opulenta tradición de rituales de sanación y curanderos que le merecieron el sobrenombre de la “Isla de los Dioses”. La ciudad de Ubud, en la parte alta de la isla, reúne a chamanes, estudios de yoga, talleres de arte y cocinas dedicadas a ingredientes y platillos saludables.
Yakushima, Japón
Desarrollados por la Agencia Forestal de Japón en los años 80, los shinrin-yoku o “baños de bosque” combinan el rumor de las hojas en el viento, el aroma profundo de los árboles milenarios, la suave carrera de los arroyos que los alimentan y los rayos del sol que se cuelan entre foliaje para sumergirnos en la naturaleza y sus propiedades reparadoras para el cuerpo y la mente.
POR DOMINGO ÁLVAREZ
MAAZ