Uno de los centros ceremoniales con mayor misticismo es sin duda Chichén Itza en Yucatán, el sitio es reconocido como Patrimonio de la Humanidad y reconocido además como una Maravilla del Mundo contemporáneo en el 2007.
En este lugar cada 21 de marzo se congregan miles de personas para atestiguar un espectáculo excepcional, en gran parte generado por la grandeza arquitectónica y mística de la cultura maya y por la propia naturaleza y el Dios Sol.
Sin lugar a dudas, la llegada de la primavera se convierte en un período magnífico y es considerado entre las grandes culturas mesoamericanas, como la apertura del período de prosperidad bajo el cobijo del Sol.
En México, existen diversos santuarios arqueológicos (Teotihuácan, Monte Albán, Malinalco, Palenque, Uxmal, Tulum, Cobá) que abren sus puertas para recibir un nuevo período solar, y uno de los más importantes es Chichén Itza, ubicado a 120 kilómetros de la capital yucateca (Mérida) y a 180 de Playa del Carmen en Quintana Roo, ya a unos cuantos kilómetros de Cancún.
Este lugar es reconocido por ser uno de los grandes centros ceremoniales de la cultura maya en la península de Yucatán y en toda la zona de influencia maya que abarca desde la península hasta Centroamérica.
¿Cómo sucede el fenómeno?
En este sitio cada año, el 21 de marzo, se lleva a cabo el espectáculo conocido como el descenso de la serpiente emplumada (Kukulkán) en las escalinatas del Castillo de Chichén Itza.
El fenómeno se explica porque es el resultado de un juego de luces y sombras en los que mágicamente permiten al espectador apreciar el momento en que "baja"una serpiente por las escalinatas del Castillo, a medida que el Sol avanza, lo que lo convierte en uno de los momentos más esperados por los miles de visitantes a la zona.
Los turistas buscan ubicarse lo más cerca posible de la pirámide varias horas antes de la puesta del sol, para observar la luz del Sol en la escalera norte de la pirámide de Kukulkán durante unos 45 minutos.
Esto se produce gracias a la arquitectura y la formación de siete triángulos de luz invertidos, como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de la pirámide justo cuando el astro rey avanza, creando la apariencia de una serpiente que baja gradualmente por una de las escaleras.
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