Tras el actual conflicto y la crisis humanitaria que se ha desatado en Afganistán, la información respecto a lo que ocurre en éste país de Medio Oriente ha comenzado a resurgir. Tal es el caso de un reportaje realizado por la periodista Montserrat Boix, mismo que fue emitido el 4 de diciembre de 2013 en el espacio "Enfoque" para el Telediario TD2, un medio de comunicación español. El audiovisual lleva por nombre "Bacha Bazi, el lado más oscuro de Afganistán" y aborda una de las realidades más impactantes de dicho país.
Entre algunos de los problemas que más han preocupado a la comunidad internacional, además de la violencia hacia las mujeres, en ese entonces se hablaba del aumento de la esclavitud sexual y de la prostitución infantil. Y es que mientras las mujeres afganas estaban obligadas a ocultar su piel debajo del burka, algunos niños eran vestidos como mujeres y utilizados para el entretenimiento y explotación sexual.
Bacha Bazi
Aunque la traducción literal del término "Bacha Bazi" podría interpretarse como "jugar con los niños", esta expresión es utilizada para identificar a los niños y adolescentes víctimas de esclavitud sexual y prostitución infantil en Afganistán. Los niños y jóvenes son vendidos a hombres ricos o poderosos para protagonizar actividades de entretenimiento y también sexuales, lo que implica un símbolo de estatus en dicho país para los hombres que pueden acceder a los Bacha Bazi.
Aunque bajo la ley afgana esta práctica es ilegal, no ha logrado erradicarse debido al poder que ostentan los hombres que recurren a este tipo de "entretenimiento". Esta es una de las razones por las que la pederastia en Afganistán aumentó considerablemente durante los últimos años. Los llamados "señores de la guerra" en Kabul, son quienes utilizan a los niños para su placer, situación que refleja el reportaje de Montserrat Boix.
En nombre de la tradición
A pesar de los intentos para prohibir estas prácticas, su conservación se ha defendido bajo el argumento de que forma parte de las tradiciones afganas, pues se remonta a siglos atrás. Con maquillaje, ropa de mujer y unas pulseras en los tobillos, los niños y jóvenes son llevados a la prostitución a cambio de dinero para ellos y sus familias, mismas que suelen ser originarias de las zonas rurales de Afganistán.