La Nao de China

Aranceles, diversificación y Asia

El anuncio de relocalización de una empresa taiwanesa (semiconductores) y japonesa (armadoras) en territorio estadounidense son claros ejemplos

Aranceles, diversificación y Asia
Adolfo Laborde / La Nao de China / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Los efectos de las políticas restrictivas y proteccionistas de Estados Unidos son cada vez más evidentes. Este juego arancelario no es una simple ocurrencia de Trump, sino una estrategia de política industrial que busca, en esencia, la repatriación de capitales y la relocalización de empresas estadounidenses y de otros países.

El anuncio de relocalización de una empresa taiwanesa (semiconductores) y japonesa (armadoras) en territorio estadounidense son claros ejemplos. Independientemente de lo que suceda en los próximos días, los aranceles han llegado para quedarse y se han convertido en un instrumento clave de negociación dentro de la nueva política comercial de Washington.  

Bajo este escenario, el Plan México, el T-MEC y las promesas del nearshoring pasan a un segundo plano, lo que obliga a México a replantear su estrategia y buscar nuevos esquemas de diversificación comercial. Esto implicaría la apertura y aprovechamiento de mercados que, gradualmente, podrían reducir la dependencia del país respecto a América del Norte. Sin embargo, este objetivo, que de por sí es complejo, se torna aún más desafiante ante la falta de los recursos e instrumentos necesarios para implementarlo con éxito.  

En este contexto, la red de tratados de libre comercio de México deberá ajustarse para aprovechar nichos de oportunidad más allá del sector agrícola o de las manufacturas orientadas al T-MEC, como la industria automotriz y de autopartes. Es imprescindible emprender un programa agresivo de sustitución de importaciones y una política industrial que, de forma progresiva, permita al país ganar autonomía e independencia dentro del nuevo orden comercial impulsado por la administración de Trump. Sin embargo, este desafío es aún mayor si se considera que la estructura industrial de México ha sido diseñada para su integración con la economía estadounidense, apostando a que el libre comercio sería la base de sus relaciones económicas internacionales.  

La realidad ha superado cualquier pronóstico o mapa de riesgos de la actual administración, que parece seguir confiando en que las fuerzas del mercado harán que Trump reconsidere su postura. Independientemente de que esto ocurra, lo más sensato para México es emprender una cruzada nacional que unifique a los actores económicos en torno a un nuevo plan de desarrollo, basado en la coyuntura internacional actual y con una visión clara de diversificación comercial y fortalecimiento de relaciones políticas de alto nivel.  

En este sentido, la decisión de mantener distancia con China, asumir una postura fría con Corea del Sur y Japón, mostrar desinterés en concluir el Acuerdo Marco con la Unión Europea y relegar a América Latina y la Alianza del Pacífico al ámbito de la integración simbólica, ha sido un error estratégico. No obstante, México aún cuenta con herramientas valiosas, como el Acuerdo de Asociación Económica con Japón y el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), que le permiten establecer una nueva ruta comercial con Asia.  

Ojalá las autoridades hayan aprendido la lección de este primer mes de la administración de Trump y apuesten por una política económica que fortalezca la capacidad de México para manejar sus relaciones comerciales de manera independiente. Pero será fundamental contar con presupuesto, gestores globales y, sobre todo, una estrategia clara de largo plazo.  

POR ADOLFO LABORDE

COLABORADOR

@ADOLFOLABORDE71

MAAZ

 

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