Malos modos

Austeridad en clase business

El EQPMPDM fue siempre –perdonarán la referencia ya vieja– un Padre Chinchachoma de la política, no porque se quemara con cigarros para agitarle las culpas

Austeridad en clase business
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Uno de los baches que tuvo que sortear el Doctor Patán en su incorporación a nuestro movimiento, propiamente un socavón, fue el concepto de “austeridad republicana”. Reconozco que no me convencía, no al menos en una de sus acepciones. El Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo (EQPMPDM) sostuvo siempre que la austeridad no solo aplicaba al gasto público, afirmación que no discuto, sino también a nuestras vidas.

El EQPMPDM fue siempre –perdonarán la referencia ya vieja– un Padre Chinchachoma de la política, no porque se quemara con cigarros para agitarle las culpas a los niños que reincidían en las drogas, porque yo pulsiones de auto flagelación nunca le percibí, sino porque rendía culto a la pobreza. Ya saben: coman garnachas, tengan un solo par de zapatos, anden en Tsuru. Véanse chamagosos.

Bueno, pues no me identificaba. Mea culpa: me gustan el whisky y los puros, los restaurantes no tan baratos y los vuelos que no te hacen llegar a destino con contracturas hasta en las cejas. Así que no encontraba cómo sumarme al movimiento sin pasar por ese sinvivir. 

Hasta que descubrí el secreto, que está en una palabra que usé más arriba: “véanse”. La austeridad, ahora lo entiendo, no es un apostolado, sino una pedagogía. No se trata de sufrir, sino de ayudar a los pobres a no sufrir por la vía de enseñarlos a desprenderse de lo material. Ya saben: zapatos caros o carne roja, cosas así.

Por eso, a lo que hay que aprender es a “verse”. Nuestro EQPMPDM es un epicúreo, en el sentido estricto, pero en carne ajena. Un franciscano en segunda persona: “Tú: sé pobre”. Por eso, su lección es “véanse”. Puedes usar, como él, zapatos ingleses y trajes de Boss, siempre que los acompañes de una pátina de tierra polvo de Badiraguato y un síndrome metabólico que haga ver el Boss como saco de contador en la peda.

Según comprobamos hace unos días con el compañero Noroña, que viajó a Francia en bussines, su lección ha calado en el movimiento. Mi Noroña se enfunda la camisa bordada, sin quitarle las arrugas y las manchas de chilpachole, por aquello de enseñarle al pobre a vivir, y luego: ¡bum! Volvo, sala VIP y champaña en Air France. Lo mismo, por ejemplo, mi bodocón, que usa tenis de varios miles de pesos y se ve como… Ya me explico. Así.

Su Doctor está en esa línea. Sigo con el whisky y los puros, aunque no con los vuelos con champaña, por cuestiones de presupuesto. La otra parte, la de la pedagogía, la estoy trabajando. El síndrome metabólico, al menos, avanza a pie firme. 

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

Temas