No convencieron ni emocionaron… Es momento para el recuento de daños. Lo que nos lleva a reflexionar sobre lo poco factible y aún menos redituable que resulta insistir en apostar a la continuidad de una alianza partidista de oposición.
¿Por qué sacamos a colación este tema? Porque poco hemos vuelto a escuchar de esta alianza y hace una semana, al menos el PAN dice que no va.
Y es que, tras el aplastante revés infligido en 2024 por Morena y aliados, la entonces denominada coalición Fuerza y Corazón por México, conformada por PRI, PAN y el extinto PRD, queda convertida en un pie con dedos cercenados que no avanza hacia ninguna parte.
Nada raro que también en el ámbito legislativo sean pocos los objetivos en común o nulas las coincidencias entre quienes formaron el bloque opositor, con priistas y panistas abandonando las filas -coaccionados o no-, por el bando opuesto y los experredistas convertidos al morenismo.
Los tiempos no pintan bien para los partidos de oposición, tampoco para las alianzas y empieza a tambalearse la confianza de los electores en las autoridades populistas.
En medio del desempleo descontrolado, la economía debilitada, la violencia criminal avasallante y las presuntas ligas del narco con funcionarios, lo que prevalece es el ofensivo negacionismo de las autoridades, práctica que durante décadas ha terminado por sumir al electorado del país en la incertidumbre, el desencanto y la ira.
Una rápida mirada a las cifras oficiales del INE en 2024, muestra la inviabilidad de que continúe la alianza del frente opositor. Juntos apenas lograron 16 millones 502 mil 697 votos (27.45%) frente a los 35 millones 924 mil 519 (59.75%) sufragios alcanzados por sus adversarios de Morena, Verde Ecologista de México y el Partido del Trabajo.
En aquella contienda, el PAN le aportaría a Fuerza y Corazón por México 9 millones 664 mil 918 votos (16.04%); el PRI 5 millones 736 mil 759 (9.54%) y el desaparecido PRD 1 millón 121 mil 20 sufragios (1.86%).
La realidad golpeó en la cara a los dirigentes partidistas de la oposición. Jesús Zambrano, exlíder del PRD, se pronunció por nuevos esquemas organizativos y sigue en la búsqueda de conformar un nuevo partido que le alcance para continuar lucrando con el 3%.
El PRI, con rumbo incierto, se pronuncia por continuar coaligado con el PAN bajo el argumento de que así le arrebataron a Morena el ayuntamiento en la capital de Zacatecas.
Sin embargo, los datos ahí señalan que, de 58 alcaldías, el PRI sólo obtuvo 10, el PAN cinco, y el extinto PRD tres, que suman 18. Estadísticas insuficientes para sostener cualquier unidad. En tanto Morena se quedó con 20, el Partido Verde con seis y el PT con cinco, es decir, 31 en total. Las restantes quedaron repartidas entre Nueva Alianza Zacatecas, Movimiento Ciudadano, Encuentro Solidario Zacatecas y Fuerza por México Zacatecas.
Esto deja a la dirigencia del PAN en el dilema de continuar aliado o ir por una nueva propuesta ante sus electores y rescatar ese porcentaje de voto duro que perdió en 2024. Las urnas hablaron y al final aquella fórmula construida para enfrentar a Morena, tuvo un efecto contrario al esperado.
El tablero fue duramente sacudido. Parece más sencillo destruir que cimentar. Las propuestas, las intenciones y los objetivos de los partidos (en el poder o no), son cada vez más confusos. Los electores ya no quieren saber quién los defiende sino qué es lo que defienden.
¿Qué sigue entonces? ¿Continuar echando culpas? ¿Recuperar terreno? ¿Resignación… o acabar de perder?
POR WALTER OLIVERA VALLADARES
COLABORADOR
@WalterOliverav
MAAZ