El pasado viernes se realizó la Conferencia Mundial de Mujeres Parlamentarias en Palacio Nacional, el cual representó un acto simbólico de transformación histórica y reconocimiento al papel de las mujeres en la vida pública.
Claudia Sheinbaum, la primera mujer Presidenta de México, pronunció un discurso ese día en el que dejó claro que el ascenso de las mujeres al poder en México no es un hecho aislado, sino el resultado de una larga lucha colectiva. La Presidenta destacó que la llegada de las mujeres a los espacios de poder es fruto de las generaciones pasadas que abrieron brecha en momentos de adversidad.
Nombró con orgullo a Sor Juana Inés de la Cruz, Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Margarita Maza y otras figuras femeninas quienes, desde diferentes trincheras, marcaron el rumbo de la historia de México.
La mandataria subrayó que su llegada al poder simboliza el triunfo de todas las mujeres mexicanas, las que lucharon, las que resistieron y las que sueñan con un futuro mejor.
El mensaje central de la Presidenta Claudia Sheinbaum fue claro: en un país marcado por profundas desigualdades, la igualdad de género es una tarea pendiente que ahora, bajo su gobierno, se asume como prioridad.
La Presidenta enfatizó los avances en materia de paridad en el Congreso y el Poder Judicial, donde a partir de septiembre, cinco de los nueve lugares de ministros de la Suprema Corte serán ocupados por mujeres, consolidando un paso histórico hacia la equidad en los espacios de toma de decisiones.
El discurso de la Presidenta Claudia Sheinbaum no solo fue una celebración de los logros alcanzados, sino también un llamado a la acción.
La Presidenta reconoció que aún queda mucho por hacer, especialmente en las presidencias municipales, donde las mujeres siguen siendo minoría. También advirtió sobre la persistencia de la violencia de género y las brechas salariales, señalando que la igualdad sustantiva debe traducirse en cambios reales y tangibles en la vida de las mujeres mexicanas.
La decisión de declarar el primer año de su mandato como el Año de la Mujer Indígena es una muestra de la voluntad política de la presidenta por reconocer y reparar históricas injusticias.
Las mujeres indígenas, que han sido doblemente marginadas por razones de género y etnicidad, ocuparán un papel central en la narrativa y las políticas públicas de este nuevo gobierno.
En el discurso, Sheinbaum hizo un llamado a las mujeres parlamentarias de todo el mundo para luchar no solo contra el machismo, sino también contra el racismo, el clasismo y todas las formas de discriminación.
Reivindicó la necesidad de construir una paz con justicia social, donde las mujeres sean agentes de cambio y constructoras de un futuro más igualitario.
El mensaje final de Sheinbaum resonó con fuerza. “Es tiempo de mujeres”. Esta frase es un reconocimiento de que el ascenso de las mujeres al poder representar una transformación profunda en la estructura social y política de México.
La Presidenta dejó claro que su gobierno es un espacio para las mujeres, para sus voces, sus derechos y sus sueños.
En palabras de Sheinbaum, cuando una mujer llega al poder, llegan todas. Y hoy, México está listo para el cambio.
POR ARTURO ÁVILA ANAYA
ANALISTA POLÍTICO, EXPERTO EN SEGURIDAD NACIONAL HARVARD
@ARTUROAVILA_MX
EEZ